No importó la lluvia torrencial
que cayó en muchos puntos del país. El domingo, los ciudadanos y ciudadanas de
Uruguay estaban llamados a las urnas para elegir a su próximo presidente, y de
nuevo, respondieron. Ganó el favorito, el oncólogo Tabaré Vázquez Rosas,
candidato del progresista Frente Amplio, quien venció por doce puntos
porcentuales, 53% a 41%, a su rival, el conservador del Partido Nacional Luis
Lacalle Pou. Vázquez regresará de esta manera a la presidencia de su país el
próximo 1 de marzo de 2015. El vencedor indiscutible de estas últimas
elecciones ya ocupó la más alta magistratura del estado uruguayo de 2005 a
2010, con un éxito bastante grande. Cuando dejó la presidencia, tenía más de un
80% de popularidad.
Vázquez ya ganó la primera vuelta
con bastante más claridad de lo que preveían muchas de las encuestas, pese a
que algunos sociólogos apuntaban a que la tercera victoria presidencial del
Frente Amplio podría no producirse si Lacalle Pou conseguía que los demás
partidos se aliasen con él. A pesar de que ha habido un mes entre ambas
votaciones, la ventaja de los progresistas nunca se puso en duda. Tanto fue así
que, a dos semanas de la votación, los actos de campaña de ambos candidatos
bajaron de intensidad, ya que se daba por hecho que no habría un vuelco. Sin
embargo, Tabaré no se relajó, y eso acabó con las últimas dudas sobre su
victoria.
La fórmula liderada por Tabaré
Vázquez y Raúl Sendic, quien presidirá el Senado como vicepresidente, obtuvo
1.226.105, frente a los 939.047 de Luis Lacalle Pou y Jorge Larrañaga. La
diferencia entre ambos candidatos ha sido la más grande de la historia. El triunfo
de la lista Vázquez- Sendic fue general en todo el país, y de 19 departamentos,
el Frente Amplio obtuvo la victoria en 11. El triunfo en Montevideo, la capital
fue contundente. El éxito de la formación progresista rompe sus propias
expectativas, y llenan de ambición la legislatura que empieza en marzo, en la
que el Frente Amplio seguirá controlando la presidencia y las dos cámaras parlamentarias.
Tabaré Vázquez llegó a la presidencia de Uruguay en 2004 tras dos intentos fallidos, liderando el primer gobierno progresista de su país en décadas. Sus primeras medidas fueron económicas, debido a que había habido una seria crisis bancaria en el país, cuyas consecuencias se seguían sintiendo, sin embargo, pronto llevó a cabo su agenda social, con mejoras en sanidad y en pobreza. Además, desarrolló una política de derechos humanos, al modo de sus vecinos argentinos, para acabar con la impunidad de la dictadura cívico- militar existente en el país de 1973 a 1985, llegando a condenar a dos de los presidentes colaboradores con el régimen.
La principal polémica de su mandato llegó cuando, por cuestiones morales, decidió utilizar su derecho de veto presidencial para tumbar la ley del aborto aprobada por el Senado uruguayo en 2008. Ello le valió numerosas críticas de los sectores más a la izquierda de su partido, y le llevó a darse de baja de su partido tras décadas de militancia. Sin embargo, esta medida parece no haber mellado el apoyo que Tabaré tiene en el seno de su partido, ya que su nominación como candidato presidencial del Frente Amplio fue indiscutible.
Luis Lacalle Pou, candidato del Partido Nacional, e hijo de otro político, Luis Lacalle Herrera, fue nominado por sorpresa en las primarias de su partido, sin embargo, no supo remontar en las encuestas, consciente de que la buena gestión política, económica y social del Frente Amplio hacían poco predecible el cambio. Pese a ello, intentó que la campaña girase en torno al cambio generacional, ya que entre ambos candidatos hay 33 años de diferencia. Todo su esfuerzo ha sido en vano, y además de la derrota presidencial, Lacalle Pou deberá afrontar la oposición interna en su partido, empezando por su compañero de fórmula, Jorge Larrañaga, derrotado en las primarias, pero que intentará ganar relevancia en los próximos meses dentro del Partido Nacional.
Estas elecciones marcan el adiós
de uno de los presidentes más mediáticos de la historia de su país, Pepe
Mújica, también del Frente Amplio, y que ha gestionado el país durante los
últimos 5 años. La gestión de Mújica ha sido bastante buena, y solamente ha
fallado en la política educativa, pese a que ese sector sigue siendo uno de los
más fuertes del país. El presidente saliente ha hecho gala de una gran
austeridad, y de un estilo desenfadado y cercano que le han hecho ser muy
admirado. Inmediatamente después de tomar posesión, el nuevo presidente rechazó
trasladarse a la residencia presidencial de Suárez y Reyes, prefiriendo seguir
viviendo en su “chacra” de Rincón del Cerro, que hubo de ser reforzada para
garantizar la seguridad del nuevo presidente.
Mújica no ha dejado indiferente a
nadie. Ha sido un presidente que ha desarrollado medidas importantes, tales
como la ley del aborto, vetada por Tabaré en su primer mandato, la del
matrimonio homosexual o la de la comercialización de la marihuana. Su popularidad
ha sido más importante fuera que dentro de su país, donde sin embargo ha sido
muy querido. Su pasado como tupamaro ha sido muy señalado por sus detractores,
pero lo cierto es que, más allá de las medidas más mediáticas que ha hecho, el
presidente saliente ha trabajado mucho durante su mandato, y será recordado
como uno de los líderes más carismáticos e inteligentes de su país.
En estas elecciones, se ha
repetido un fenómeno que ya ocurrió en las pasadas. En 2009, según los
entendidos, Pepe Mújica venció debido en parte al clima de opinión favorable a
su partido por el éxito del mandato de Tabaré Vázquez. Hoy, en 2014, Tabaré ha
vuelto a ganar, y lo ha hecho espoleado en cierto modo por el acierto que
Mújica ha mostrado durante su presidencia. Lo cierto es que, desde que en 2004
el Frente Amplio rompiera el binomio entre el Partido Nacional y el Partido
Colorado que se perpetuaba desde mediados del siglo XIX, es sin duda el primer
partido de Uruguay, y ello es una responsabilidad añadida para Tabaré Vázquez en su regreso al poder.
El día en que Pepe Mújica le coloque la banda presidencial sobre el pecho, Tabaré Vázquez Rosas, el médico que logró dos presidencias, como señalaba un rotativo de su país, tendrá que empezar a trabajar. Su objetivo deberá ser mantener la bonanza económica conseguida tras dos legislaturas de reformas frenteamplistas, así como acometer dos de las principales reformas que se le han quedado en el tintero a Mújica, la seguridad y la educación.
Muchos podrían pensar que esta tarea es demasiado complicada. sin embargo, no conocen a Tabaré, un hombre que ha sabido mantener intacto su capital político y que regresa ahora al poder con ganas de volver a hacer historia. Definitivamente, Tabaré, el mejor sucesor posible para Mújica, ha regresado.
ABOUTME
Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
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