Frei era miembro del Partido Demócrata Cristiano. Su familia era de origen suizo, y él había empezado a militar en organizaciones conservadoras, eminentemente en Falange Nacional, un partido que proponía medidas basadas en el humanismo cristiano. Dicha formación cristalizó en otra, el Partido Demócrata Cristiano, que presentó a Frei como candidato a las elecciones presidenciales de 1958, las primeras en que los tres candidatos ocuparon la presidencia en algún momento. Frei no consiguió la victoria, siendo derrotado por el ganador de aquella elección, Jorge Alessandri, y por Salvador Allende. Sin embargo, pasó a ser un político muy valorado, senador desde 1957, y su estrella estaba en alza.
Su momento llegó en las siguientes elecciones, las de 1964, en las que, como candidato del Partido Demócrata Cristiano, y junto a otras formaciones, fue elegido presidente por mayoría absoluta, derrotando a Salvador Allende, que se presentaba como candidato único de la izquierda, y se convirtió en presidente. El principal programa de Eduardo Frei Montalva en la presidencia de Chile fue la llamada "Revolución en Libertad", que era un ataque directo a Allende, y que consistía en cinco pilares básicos: desarrollo económico; educación y enseñanza técnica; solidaridad y justicia social; participación política y soberanía popular. Dentro de estas medidas, la principal fue la Reforma Agraria, que Jorge Alessandri había iniciado durante su presidencia, pero que Frei consideraba insuficiente. También se produjo la llamada "chilenización del cobre", por la que el Estado adquirió acciones de las principales empresas de este sector, clave para Chile.
Eduardo Frei Montalva dejó de ser presidente en 1970, siendo sustituido por Salvador Allende. Estados Unidos, clave en la elección de Frei, creyó firmemente que no existía ninguna opción de que Allende venciera, y no ayudó demasiado a la campaña de Jorge Alessandri. Frei pasó entonces a la oposición, intentando oponerse a la ratificación de Allende en el Congreso chileno, y criticando todas las medidas puestas en marcha por el gobierno de la Unidad Popular. Frei decidió emigrar hasta las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en las que la oposición buscaba obtener una mayoría de dos tercios en el Senado para poder destituir al presidente Allende. Dichos comicios fueron efectivamente vencidos por la oposición, pero por menor ventaja de lo esperado. Frei volvió entonces a ser elegido senador.
A partir de aquí, se generó la situación que acabó desembocando en el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra Salvador Allende. El Tanquetazo, primera intentona en junio de 1973, fue detenida por el general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejército. Eduardo Frei Montalva apoyó en un primer momento el golpe contra Allende, considerando que la situación en el país era insostenible, y que era necesario un golpe de mano para evitar una guerra civil. Los golpistas mantuvieron en todo momento informado a Frei, que en conversación con su antiguo ministro de Exteriores, Gabriel Valdés, señaló que era una tragedia para Chile, pero que no se podía hacer otra cosa. Finalmente, el 11 de septiembre, Allende murió y Augusto Pinochet, que había sustituido a Prats al frente del Ejército, fue proclamado como nuevo presidente.
El apoyo de Frei al golpe se mantuvo durante los primeros años, ya que el ex-presidente creía sinceramente que era la única solución. Pese al impacto personal que le generó la forma en que Salvador Allende, a quien tanto se había opuesto durante su presidencia, había muerto, llegó a defender internacionalmente la necesidad de la acción, y el mismo 11 de septiembre, intentó ponerse en contacto con Pinochet para ponerse a su servicio, pero no consiguió hablar con él. El ex-presidente apoyaba al régimen militar porque estaba absolutamente convencido de que restablecerían la democracia rápidamente. Sin embargo, al ver que no era así, Frei empezó a alejarse de Pinochet y a unirse a los grupos de oposición que pedían el final del régimen.
Eduardo Frei Montalva jugó un papel fundamental en el plebiscito de 1980 para la aprobación de la Constitución, liderando el primer gran acto de la oposición al régimen militar, que se celebró en el teatro Caupolicán de Santiago de Chile, y en el que Frei llamó a unas nuevas elecciones presidenciales abiertas. El resultado, plagado de irregularidades, dio un triunfo contundente de un 67% al régimen pinochetista, que podía mantenerse en el poder ocho años más. Frei ya se había convertido entonces en un enemigo ferviente del presidente Pinochet, que le había puesto en la diana, como ya había hecho con otros rivales como Carlos Prats, asesinado en 1974, y Orlando Letelier, ministro de Defensa con Allende, asesinado con un coche bomba en 1976 en Washington. Pinochet era consciente de la popularidad de Frei, y de que eliminarle de forma pública podría generar sospechas. Por ello, aprovechó la oportunidad de la operación a la que Frei debía someterse para actuar.
Detrás del asesinato de Eduardo Frei Montalva estuvo la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de Pinochet, a cargo de Manuel Contreras, que realizó un elevado número de crímenes políticos, entre ellos los de Prats y Letelier, a las órdenes del dictador. La infiltración de la agencia en el funcionamiento interno del hospital era evidente, como se ha comprobado con el paso de los años. Los dos cerebros del crimen habrían sido el agente de la CIA Michael Townley y el bioquímico Eugenio Berríos, miembro de la DINA, quien habría proporcionado a los autores materiales del crimen las bacterias que debían inyectar en el torrente sanguíneo de Frei que habrían empeorado su condición. Cuando Eduardo Frei Montalva falleció, el 22 de enero de 1981, se le practicó una autopsia no autorizada y se le extirparon todos los órganos que pudieran indicar envenenamiento, para después embalsamarle. Un crimen limpio teóricamente.
Sin embargo, la familia de Frei, con su hijo Eduardo Frei Ruiz-Tagle, presidente chileno de 1994 a 2000, al frente, se puso al frente de la investigación, y consiguió que se iniciase una investigación que concluyó en 2006, con la exhumación del cadáver del ex-presidente y la realización de estudios que confirmaron la presencia sospechosa de agentes químicos en el cuerpo, y que derivó a su vez en la resolución del juez en 2009 que determinó la muerte de Eduardo Frei Montalva como un magnicidio. El testimonio de un arrepentido de las fuerzas represoras en 2014 insistió en la idea de que a Frei se le habían aplicado compresas empapadas de bacterias para provocarle una infección que no pudiese superar. Ése fue el año en que se cerró definitivamente el sumario del caso, determinándose que el ex-presidente había sido asesinado por agentes de inteligencia del régimen de Pinochet.
Eduardo Frei Montalva, que apoyó inicialmente a Pinochet, era una figura molesta para el régimen, y tras el plebiscito de 1980, se había convertido en la cara visible de la oposición a la dictadura, empezando a denunciar las violaciones a los derechos humanos. Por eso fue eliminado. Frei pasaría a ser uno más de los 2.298 ejecutados, 1.209 desaparecidos y 28.259 torturados durante la dictadura pinochetista, un punto negro en la historia no sólo de Chile sino mundial que con los años se ha querido banalizar incluso borrar, pero que nunca desaparecerá. En palabras del cantante panameño Rubén Blades en su emblemática canción "Desapariciones", "el desaparecido vuelve cada vez que lo trae el pensamiento". Por ello, nunca se olvidará a las víctimas de Pinochet y de todos los que estuvieron detrás de él.
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