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Hamon, el rebelde que quiere ser presidente

El ex-ministro de Educación francés, Benoît Hamon, se proclamó finalmente en la noche de ayer como ganador de las elecciones primarias de la izquierda gala, y será el candidato socialista a las elecciones presidenciales de esta primavera. El triunfo de Hamon, que hace una semana parecía imposible pero que ya estaba casi claro desde su victoria en primera vuelta, arroja al candidato a un escenario muy complicado, con un partido deshecho que no se ha unido en este proceso interno y con un país que vira decididamente a la derecha sin que la izquierda parezca en posición de reaccionar, perdida en cuitas propias y sin salir del todo a ganar unas elecciones imposibles.

Como también pasó en las primarias conservadoras, la sorpresa se produjo en primera vuelta. La semana pasada, el ex-primer ministro Manuel Valls aparecía como el principal favorito a llevarse la nominación sin casi lucha, frente a la fragmentación del resto de votos. Nadie esperaba lo que finalmente ocurrió, con la victoria de uno de los candidatos críticos con el gobierno y particularmente con Valls, Hamon, que obtuvo un 36% de los votos. El ex-primer ministro recibió un 31% de los votos, y el otro candidato del sector crítico con el gobierno de Hollande, Arnaud Montebourg, se tuvo que conformar con un 18% de los apoyos, y con quedarse fuera de la segunda vuelta, que pasaba sin embargo a otro escenario.

Los discursos de aquella noche sonaron a definitivos, como si la segunda vuelta no tuviera ninguna importancia. Hamon afirmó que su victoria era una muestra palpable de que la izquierda no se rendía, y de que el triunfo en primera vuelta era una gran derrota del aparato del partido que había apoyado masivamente a Valls. Éste, por su parte, felicitó a Hamon por su triunfo, pero declaró que estaba dispuesto a luchar hasta el final y a hacer lo posible para levantar el mal resultado de la primera vuelta. Sin embargo, en su cuartel general, todo eran caras largas y decepcionadas. El único pero de esa noche fue la poca participación, que superó por poco el millón y medio de votantes, y que fue decepcionante para los organizadores.

Manuel Valls y Benoît Hamon, junto con el primer secretario socialista, Jean-Christophe Cambadélis

Por tanto, la segunda vuelta de ayer aparecía como un trámite para Hamon. Porque el ex-ministro había conseguido el vital apoyo de Montebourg, y el anuncio de otro candidato en la primera vuelta, Vincent Peillon, de que le votaría a título personal. Valls solamente había logrado el apoyo de candidatos menores. Esto dejaba la elección decidida. Finalmente, el resultado dio un triunfo contundente a Benoît Hamon: un 58% de los votos frente a un 41% de Valls, con un aumento en la participación. Tras los discursos y las felicitaciones al ganador, ambos candidatos se encontraron en la sede nacional del Partido Socialista, en la calle parisina de Solférino, y ante la atenta mirada del primer secretario socialista, Jean-Christophe Cambadélis, se dieron la mano como dos púgiles tras un gran combate.

La realidad es que ésa será probablemente la única escena de unión en el socialismo francés durante esta campaña. Las primarias han abierto al partido en canal, enfrentando a una mitad contra otra, y dibujando un escenario en el que, ganara quien ganara, lo haría con la mitad del partido en contra. En las primarias socialistas de 2011, claves para la victoria presidencial de Hollande, el partido se unió, eligiendo entre dos candidatos diferentes que sin embargo siempre se respetaron entre sí, y que tras el resultado de la elección interna, se lanzaron a conquistar el Elíseo. Nada que ver con estas primarias, a las que el socialismo francés acudió desesperadamente en busca de unión y de las que sale aún más dividido.

El principal rival del nuevo Partido Socialista de Hamon es el partido "En Marche!", liderado por el ex-ministro de Economía Emmanuel Macron. Con tintes de centro izquierda y social liberalismo, ésta podría ser la formación a la que apoyen algunos socialistas desencantados con el resultado de las primarias. Por lo pronto, durante la noche de ayer, varios de los apoyos de Valls, entre ellos el alcalde de Lyon, Gérard Collomb, anunciaron su decisión de apoyar a Macron sobre Hamon. Esto puede cambiarlo todo, ya que el partido de Macron defiende buena parte de las posturas del gobierno de Valls, ante todo las económicas. Algunas encuestas han mostrado ya a Macron en segunda vuelta, y podría ser la gran sorpresa de las elecciones, en detrimento de Hamon. 


En todo caso, la victoria de Benoît Hamon no deja de ser muy encomiable. Como representante de la Fronde, el grupo de diputados socialistas contrarios a Hollande, el candidato ha criticado el giro conservador de su formación, y ha conseguido movilizar a un elevado número de militantes para conseguir vencer al aparato del partido representado por Valls, profundamente detestado entre buena parte de sus potenciales votantes. Ha ido de menos a más en la campaña, logrando sorprender a todos, y apareciendo como un auténtico outsider para llevarse la victoria. De su triunfo pueden extraerse dos consecuencias. La primera, que ha ganado el candidato de la militancia frente al del aparato, algo que debe servir de advertencia a otras fuerzas socialdemócratas europeas. La segunda, que con la victoria de Hamon, el Partido Socialista pasa definitivamente la página del quinquenato de Hollande, presentando un candidato que aunque empezó siendo aliado del presidente, pronto se desligó de él, y ninguna de las decisiones polémicas le afectan.

Por el contrario, Manuel Valls ha pagado los platos rotos de las medidas más contestadas del gobierno. Entró en la campaña con la convicción de que ganaría sin ningún problema, y después de que François Hollande decidiese no buscar la reelección. Valls aceptó el puesto de jefe del Gobierno francés en 2014, dispuesto a prestar parte de su ingente popularidad al presidente. Sin embargo, desde que accedió al cargo, su aceptación popular fue descendiendo, a medida que iba mostrando su ideología respecto de las migraciones y la economía. Su perfil duro le ha ido granjeando muchos enemigos, y nadie en su campaña ha sabido calibrarlo. Generaba mucha hostilidad entre los militantes, y el resultado de las primarias es una censura directa a él. El futuro político de Valls parece difícil, ya que ha quemado todo su capital político y éste es complicado de recuperar.

Benoît Hamon, el rebelde que consiguió ser candidato a la presidencia, tiene ante sí una tarea titánica hasta el 23 de abril, fecha de la primera vuelta de las elecciones: unir a un partido roto, intentando armar una campaña coherente para la que pueda recuperar a aquella izquierda del Partido Socialista que se ha alejado del gobierno de Hollande por su cambio ideológico. A su favor estará que no se ha quemado con la gestión gubernamental, dimitiendo como ministro en el momento en que se empezaron a aplicar las medidas de austeridad. En contra, la crisis política del país, que podría también arrastrar a los socialistas. En todo caso, queda mucho partido

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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

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