Se busca político italiano con
veteranía, capacidad de negociación, dominio de la economía, buena disposición,
aceptación a izquierda y derecha, con un perfil lo más moderado posible, y con
buena disposición para ser Presidente de la República Italiana. Residencia
ofrecida en un céntrico y clásico palacio en el centro de Roma. Contactar con
Matteo Renzi, primer ministro italiano, Palazzo Chigi, Roma. Éste podría ser un
anuncio para la difícil búsqueda del nuevo jefe de Estado del país transalpino.
Será Renzi como líder del gobierno quien tenga que buscar un candidato o
candidata que sea capaz de provocar un acuerdo entre los principales partidos
para su elección. No es tarea fácil, y podría complicarse.
Habitualmente, la elección del
presidente de la República no ha supuesto ningún problema, por los acuerdos que
gobierno y oposición conseguían para ello. El postulado solía ser un político
que había pasado la barrera de los 75 años y que todos consideraban lo
suficientemente respetable. Sin embargo, la situación generada por el fracaso
de la elección presidencial en Grecia y la nefasta experiencia de 2013 ponen en
cuestión este aparente trámite. Entonces, tras la caótica situación
parlamentaria proveniente de las elecciones, ninguno de los dos candidatos
apoyados por la mayoría parlamentaria, Franco Marini y Romano Prodi, logró la
mayoría necesaria, y Giorgio Napolitano, el octogenario presidente que había
decidido abandonar el poder, tuviese que cambiar de opinión y ser el primer
presidente reelegido de la historia.
Sin embargo, en esta ocasión,
Napolitano se ha ido para no volver, y hace falta elegir un presidente. Este viejo comunista, elegido en 2006 en sustitución de Carlo Azeglio Ciampi, dejó el Quirinal el 14 de enero después de una presidencia inolvidable en la que tuvo un protagonismo especial, sobre todo en la elección del primer ministro en 2013, y siendo sustituido provisionalmente por el presidente del Senado Pietro Grasso. Muchos
nombres están sonando en la prensa para sustituirle, aunque algunos de ellos ya se fueran
descartando por unas cosas u otras. La política radical Emma Bonino, ministra
de Asuntos Exteriores del gobierno de Enrico Letta, una de las favoritas desde
un primer momento, salió de la batalla cuando anunció que le habían
diagnosticado un cáncer de pulmón. También fue descartado uno de los que sonó
con más fuerza en los primeros días, el presidente del Banco Central Europeo,
Mario Draghi, un candidato que generaba aprobación, pero que se descartó por su
poca voluntad de meterse en política.
Hasta ahora, el único candidato
declarado es Antonio Martino, ministro de Asuntos Exteriores y de
Defensa en
dos gobiernos de Silvio Berlusconi, y que ha sido propuesto por Forza
Italia para la presidencia de Italia. Las posibilidades de Martino son
mínimas, puesto que no cuenta con el apoyo del gobierno, sin embargo, es
el candidato que abre el fuego, y nada es descartable vista la historia
de esta elección en los últimos años. La cita en el Senado es el jueves
29, cuando ambas cámaras se reunirán en sesión conjunta. El candidato
debería obtener ese día 673 votos, dos tercios de la cámara, y 505 si no
consigue el apoyo en la primera votación. El PD y sus socios de
gobierno tienen garantizados a priori 609 votos, a no ser que se rompa el grupo, algo que podría pasar por las disensiones internas existentes, y necesitaría 64 votos que podrían obtenerse de un pacto con Forza Italia.
De todas formas, el candidato
que parte a priori con más oportunidades de lograr la nominación y la elección
es Giuliano Amato, primer ministro en dos ocasiones en sendos gobiernos tecnócratas.
Amato tiene 76 años, y estaba en la terna de Giorgio Napolitano para ser primer
ministro en 2013. Es uno de los políticos comodín del país transalpino, y a
pesar de pertenecer al Partido Democrático de Renzi, es de corte moderado, y
por ello no sería difícil conseguir que los partidos del ala derecha del
panorama político italiano con los cuales el primer ministro está negociando le
apoye. Sin embargo, otras personas dentro del partido del gobierno consideran
que Amato no es el indicado para este momento, por su perfil demasiado técnico. Sin embargo, en este momento, lo más probable es que el gobierno le proponga a él como candidato.
Para garantizar la elección de Amato
o de cualquier candidato apoyado por el ejecutivo, Renzi ha establecido un
acuerdo con Silvio Berlusconi, el líder de la oposición, el llamado Pacto del Nazareno. Esto ha provocado que el sector crítico del
PD, liderado por el diputado Giuseppe Civati, que se enfrentó y perdió contra
Renzi en la elección interna del partido, haya intentado un acuerdo con el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo para promocionar a otro candidato. El que más posibilidades tiene dentro de este acuerdo es el ex - primer ministro y ex - presidente de la Comisión Europea Romano Prodi, propuesto en 2013, un político de una gran integridad, y que podría representar el perfil integrador que se está persiguiendo. Otro candidato que podría enmarcarse dentro de este acuerdo es el jurista Stefano Rodotà, el elegido por el Movimiento 5 Estrellas en 2013.
Hay una serie de nombres que han ido sonando, correspondiendo a todos los perfiles planteados: Ignazio Visco, gobernador del Banco de Italia; Roberta Pinotti, ministra de Defensa; Pier Carlo Padoan, ministro de Economía; Sergio Mattarella, ex - ministro de varios gobiernos y de un perfil centrista dentro del PD; Massimo d'Alema, que fue primer ministro y contentaría al ala más progresista del partido de Renzi; Pietro Grasso y Laura Boldrini, los presidentes de ambas cámaras; o Pier Ferdinando Casini, ex - presidente de la Cámara de Diputados, y militante de la conservadora Unione di Centro. Si Renzi quisiera buscar un candidato pragmático y competente, pero a la izquierda, ése sería sin duda Sergio Chiamparino, actual presidente de la región del Piamonte y antes alcalde de Turín. Chiamparino, elegido en 2011 como el mejor alcalde de Italia, fue propuesto por los 'renziani' en 2013, y obtuvo media docena de votos en varias votaciones. Aparece en todas las porras para la elección, pero es difícil que él sea el elegido.
En estos últimos años de la presidencia de Napolitano, se ha demostrado que el cargo de Presidente de la República Italiana no es únicamente representativo, y por eso el próximo ocupante del Quirinal debe ser un político competente y con una gran habilidad para gestionar todo tipo de problemas y eventualidades que pueden surgir en un país con una política tan volátil y compleja. En la Europa de la interdependencia en que el aleteo de una mariposa, o de 2 millones, en Grecia puede provocar un seísmo en el centro de la política, el fallo de la elección presidencial de Italia podría ser fatal para la Unión Europea. Es por ello que Matteo Renzi, cuya gestión en la presidencia del Consejo de Ministros se caracteriza por intentar salirse siempre con la suya, debe dar su perfil más pragmático y estadista para elegir un presidente a la altura de otros grandes antecesores, como Sandro Pertini, Francesco Cossiga u Oscar Luigi Scalfaro. La historia le juzgará por ello.
ABOUTME
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