Corría el año 1994, en un México
en el que desde la Revolución solamente había gobernado el Partido
Revolucionario Institucional (PRI), un partido transversal con veleidades a
izquierdas y sobre todo a derecha. Ese año, se celebraban elecciones
presidenciales, 6 años después de las anteriores, y el nominado presidencial
del PRI, el principal partido del país entonces, junto al Partido de Acción
Nacional (PAN), de centro derecha; y el Partido de la Revolución Demócrata
(PRD), de izquierdas, y depositario del legado político de uno de los
presidentes mexicanos más emblemáticos, Lázaro Cárdenas. Después de una breve
elección interna en el partido del gobierno, el PRI eligió como candidato
presidencial a Luis Donaldo Colosio, secretario de Desarrollo Social del gobierno
de Carlos Salinas de Gortari. Colosio derrotó a dos candidatos poderosos en
esas primarias, el secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella; y el jefe de
Departamento del Distrito Federal de México, Manuel Camacho Solís.
Colosio, de profesión economista, era un hombre
perteneciente al aparato del PRI, un partido en el que había ingresado en el
año 1968, y por el que se había convertido en diputado en 1985 por Sonora. Por
ese mismo estado fue senador durante dos meses en 1988. El 3 de diciembre de
1988 fue elegido presidente del Partido Revolucionario Institucional,
sucediendo a Jorge de la Vega, antiguo gobernador del estado de Chiapas. Como
presidente de su partido, Luis Colosio intentó normalizar la situación, puesto
que durante su gestión, en el año 1989, reconoció la primera derrota en una
elección a gobernador, en el estado de Baja California. Ernesto Ruffo Appel,
candidato del PAN a esas elecciones, se convirtió en el primer gobernador no priísta
de la historia de México. Su buena gestión política le convirtió en uno de los
principales candidatos a las elecciones de 1994, y su elección se correspondió
con esta popularidad.
El sistema político del México
posrevolucionario se basa en que el presidente de la nación solamente pueda ser
elegido una vez, sin posibilidad de reelección. Esto no está recogido en la
Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, que se reformó para el caso en
que algún mandatario quisiera ser presidente en dos ocasiones, pero todos los
presidentes, con una única excepción, la de Álvaro Obregón, han respetado esto.
Por ello, el presidente Carlos Salinas de Gortari no quiso presentarse a la
reelección en 1994, y la elección de Colosio tenía como objetivo continuar el
programa electoral del PRI, el partido que continuó la tradición revolucionario
de Francisco Ignacio “Pancho” Madero, uno de los ideólogos del actual sistema
político mexicano.
Luis Donaldo Colosio comenzó su
camino a la presidencia a principios de 1994, y su acto principal se produjo el
6 de marzo de 1994 frente al Monumento a la Revolución en Ciudad de México.
Allí pronunció un discurso cuyo propósito fue romper con las viejas políticas
del PRI, su partido, y al mismo tiempo establecer ciertas diferencias con el
presidente Carlos Salinas de Gortari, que había realizado políticas económicas
de corte neoliberal. –“Veo un México con hambre y con sed de justicia. Un
México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes
deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las
autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales”. El discurso
fue recibido de forma diferente según sus oyentes, aunque ni Carlos Salinas de
Gortari ni José María Córdoba Montoya, que instó al PRI a la destitución de
Colosio, estuvieron de acuerdo. Para muchos, aquel discurso, en el que se evidenció
la separación entre el presidente Salinas de Gortari y Colosio, significó también una sentencia de muerte para el candidato Colosio.
El 23 de marzo de 1994, Colosio se trasladó a la ciudad de Tijuana, una de las villas más famosas de todo México, para protagonizar su primer acto de campaña en la colonia de Lomas Taurinas, uno de los asentamientos ilegales más importantes de Baja California. El candidato se dirigió al público desde un templete improvisado en la zona trasera de una camioneta. Realizó un discurso que duró 35 minutos, y en el que mostró su voluntad de un cambio en México. -"Un gobierno responsable es aquel que sirve a todos sin distingo de
partidos políticos. Un gobierno responsable es el que está cerca de la
gente. Un gobierno responsable es que el escucha y el que atiende el
reclamo popular" declaró. Era toda una declaración de intenciones, la voluntad demostrada por el candidato Colosio de cambiar la situación en su país y entusiasmar e implicar a la ciudadanía en su nuevo proyecto, y en su camino a la presidencia. Ovacionado, Luis Donaldo Colosio finalizó el acto a las 17:10. Tan sólo dos minutos después, mientras disfrutaba del furor ciudadano, el candidato fue asesinado.
El atentado fue posible gracias a una laxa seguridad que no tuvo en cuenta los peligros a los que se sometía a Colosio en un sitio tan lleno de gente. El candidato príista recibió dos disparos, uno en la cabeza, y otro en el abdomen, y se desplomó inmediatamente después de ser alcanzado por los tiros. Los guardias de seguridad detuvieron a un hombre de unos 25 años, Mario Aburto, mientras varios asistentes al mítin se afanaban en llevar al malherido Colosio a un centro hospitalario de Tijuana, donde a pesar de todos los esfuerzos médicos, falleció dos horas después del atentado. Tenía 44 años, y un futuro político brillante por delante. Mirando en retrospectiva, y con todas las diferencias evidentes, hay muchas similitudes entre el asesinato de Luis Donaldo Colosio y el de otro candidato presidencial, el senador Robert Francis Kennedy en 1968, puesto que este segundo atentado fue también causado por errores claves de seguridad.
Su asesinato sumió en la desolación al pueblo de México en general, puesto que un asesinato de un político nunca es fácil de superar, y en particular a los príistas, que perdieron a su candidato. Los funerales por el candidato caído fueron toda una procesión de líderes del partido, empezando por el presidente Salinas de Gortari, hasta líderes de otros partidos, como Cuahtémoc Cárdenas, del PRD; y Diego Fernández de Cevallos, del PAN. Sin embargo, ya entonces muchos simpatizantes del PRI se preguntaban quién había estado realmente detrás del asesinato de Colosio. Hay cuatro grandes teorías al respecto, la oficial y tres más. La oficial es que hubo un solo tirador que burló la seguridad, se acercó a Colosio y disparándole, causándole la muerte. La primera teoría alternativa, proviniente de unas investigaciones oficiales ordenadas por el gobierno, afirma que hubo un segundo tirador que disparó a Colosio en el pecho y manipuló el escenario del crimen. La segunda señala que había grupos de poder en México que veían con suspicacia el posible ascenso del príista al poder, por su perfil tecnócrata y la intención de aplicar planes sociales, y decidieron eliminarle antes de que fuera demasiado tarde.
La tercera y última teoría es la más interesante, y es la que apunta a las altas esferas del gobierno mexicano y directamente al presidente Carlos Salinas de Gortari, que habría decidido que Luis Colosio era un peligro a eliminar a partir del discurso "El México que veo", el 6 de marzo de 1994 en Ciudad de México. Siempre según esta teoría, Salinas y sus colaboradores, especialmente José María Córdoba, decidieron que había que acabar con el candidato y organizaron el asesinato. Salinas de Gortari, según la prensa de la época, habría llegado a presionar a Luis Donaldo Colosio de que abandonase la candidatura. Los teóricos de esta conspiración insisten en que ésta se manifestó a partir de la muerte de Colosio, en la carrera literal por encontrar un candidato del PRI a las presidenciales a escasos meses de las elecciones. El elegido, después de que se mencionasen muchos nombres, entre ellos el del propio presidente Salinas de Gortari, fue Ernesto Zedillo Ponce de León, un perfecto desconocido, director de la campaña de Colosio, y uno de los pocos candidatos que podía presentarse y que no despertaba demasiados recelos en el interior del PRI, un candidato relativamente manipulable por el 'establishment' del PRI y sin tantas "ideas propias" como Colosio. Zedillo, ganador de las elecciones de 1994, fue el último príista en vencer unas presidenciales en 18 años, hasta la victoria de Enrique Peña Nieto en 2012.
Las circunstancias que rodearon la muerte de Luis Donaldo Colosio jamás han quedado totalmente claras. Su familia nunca creyó la versión oficial del único tirador, y siempre defendió que se reabriera el caso. La viuda de Colosio, Diana Laura Riojas, falleció unos pocos meses después del asesinato de su esposo, víctima de un cáncer que le fue detectado 4 años antes, pero que se le agravó con la muerte de Luis Colosio. El padre del candidato, Luis Colosio sr., príista relevante, defendió siempre la justicia para su hijo. En 2012, el director Carlos Bolado realizó una película llamada "Colosio, el asesinato", en que defendía como única tesis el crimen de Estado. Siempre habrá dudas al respecto, y la ambigüedad de las altas esferas al respecto no ayuda a que las especulaciones se reduzcan. Lo que sí es cierto es que la muerte de Colosio marcó un antes y un después en su país, y su figura quedó como la de un mártir, un hombre que intentó cambiar la dificil política de su país, pero no le dejaron.
ABOUTME
Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
0 comentarios:
Publicar un comentario