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Khan cambia la historia

Londres, la capital de Reino Unido, tiene, según su censo de 2011, 3 millones de extranjeros viviendo permanentemente en su territorio, lo que representa un 36,7% de su población total. La ciudad es la segunda del mundo en número de extranjeros residentes, solamente por detrás de Nueva York. Entre los países de origen más numerosos, están India, con más de 260.000 personas; Polonia, con 158.000; y Pakistán, con 110.000 habitantes, aproximadamente. Precisamente de esa minoría pakistaní procede el nuevo alcalde de la ciudad, el laborista Sadiq Khan, vencedor de las elecciones de la semana pasada. Su elección, histórica por muchos motivos, tiene especial relevancia conociendo estos datos, y ofrece un retrato fidedigno de la pluralidad étnica y religiosa y del multiculturalismo reales existentes en los barrios londinenses.

Las elecciones del pasado jueves se presentaban como una auténtica prueba de fuego para el liderazgo de Jeremy Corbyn al frente del Partido Laborista. Las expectativas no eran positivas, especialmente en Escocia, donde los laboristas, hace no tanto el primer partido, se exponían a perder, como finalmente fue, la segunda posición en el parlamento en favor de los conservadores. Sin embargo, la principal esperanza de los laboristas se encontraba en Londres, y también en otras ciudades como Bristol o Liverpool, donde los candidatos progresistas llegaban en cabeza. El recuento fue largo, y hasta el día siguiente no se conoció el resultado. Sin embargo, en la tarde del viernes, se perfiló un gran triunfo en las alcaldías para los laboristas. Joe Anderson fue reelegido por mayoría absoluta como alcalde de Liverpool. Marvin Rees derrotó al alcalde, George Ferguson, y se convirtió en el regidor de Bristol. Y por supuesto, Sadiq Khan consiguió vencer a Zac Goldsmith y lograr el poder en Londres, como el primer alcalde musulmán de la historia de la metrópolis.

Todos los análisis publicados la semana pasada al respecto de la elección insistían en el choque de estereotipos que se produciría. Por una parte, se encontraba Khan, hijo de un conductor de autobús pakistaní, nacido y crecido en un hogar modesto y con pocos ingresos, y con una larga experiencia profesional y política a sus espaldas. Por otra, su rival era Zac Goldsmith, miembro de una familia pudiente, con una vida fácil en la que todo le fue proporcionado por sus poderosos tíos, con un ejercicio profesional previo como editor de una publicación propiedad de su familia, y miembro del Parlamento desde 2010. La batalla se antojaba desigual, y así fue. Las campañas fueron absolutamente diferentes, y al final esto favoreció a Khan. A pesar de que la visión de la ciudad era más o menos la misma, hubo detalles que mostraron las diferencias entre ambos candidatos. Mientras que el laborista eligió lugares populares como una aula universitaria o algunos de los barrios en los que se produjeron los disturbios de 2011, su rival celebró algunos de sus principales actos en hoteles de cinco estrellas.

El alcalde de Londres, Sadiq Khan

Unos días antes de que se produjeran las elecciones, y conscientes de que los vientos soplaban en su contra, los conservadores decidieron quemar sus últimas naves y plantear una campaña con tintes xenófobos en que cuestionaban los orígenes de Khan, insinuaban que tenía relación con terroristas, y trataban de apelar a los valores tradicionales para impedir que un musulmán pudiera conquistar el poder en Londres. La campaña fue un fracaso, en parte gracias a la estrategia de los laboristas, que prefirieron dejar a los 'tories' retratarse. Los resultados finales fueron apabullantes. En primera vuelta, Sadiq Khan obtuvo 1.148.716 votos, un 44,2%, frente al 35% de Goldsmith. El recuento definitivo favoreció aún más al laborista: 1.310.143 votos, lo que se tradujo en un 57% de los apoyos, convirtiéndose en el alcalde más votado de la historia de Londres. Khan tomó oficialmente posesión dos días después, con una ceremonia multirreligiosa en la catedral de Southwark, y su primer acto oficial como regidor fue una conmemoración del Holocausto junto a las principales autoridades judías de la ciudad.

La victoria de Sadiq Khan excede ampliamente la lectura política, y tiene otras muchas variables que hay que considerar. En su campaña, prometió numerosas reformas, y su medida estrella fue la congelación de los precios del subterráneo londinense, así como de los autobuses y de los trenes de cercanías durante 4 años si era elegido. El laborista planteó también el problema del precio de la vivienda, y se comprometió a hacer políticas que faciliten este extremo. El nuevo alcalde ha conseguido recuperar para sí gran parte del tradicional apoyo de los barrios populares del norte de la ciudad. Los grandes barrios del centro de la ciudad han seguido votando a los 'tories', pero los laboristas han sumado más 'boroughs' que sus rivales. Londres votó laborista en las pasadas elecciones, y siempre ha sido una ciudad que, por la fuerza de la inmigración y de los barrios obreros de la periferia, ha tendido al progresismo.

El debate religioso se planteó en la campaña desde la sorpresiva elección de Khan como candidato laborista a las elecciones municipales en septiembre pasado. El laborista no ocultó jamás su fe musulmana, ni su respeto absoluto a las reglas de su religión, sin embargo, también se mostró a favor de profundas reformas y de postulados progresistas, como la legalización del matrimonio homosexual. Es en este sentido donde se ha producido el mayor triunfo. En los tiempos en los que ISIS sobrecoge al hemisferio occidental con brutales atentados, y en los que la xenofobia y la islamofobia aumentan en la política y en la sociedad, resulta esperanzador que Londres, una de las ciudades más grandes del mundo, haya elegido a un alcalde musulmán. Es el triunfo de la tolerancia y de la integración frente al odio y el extremismo de aquellos que quieren estigmatizar a toda una religión por la acción de unos fanáticos. Lanza un mensaje de que no todo está perdido, y que existe aún la posibilidad de construir un espacio de tolerancia y convivencia.

Los que votaron el jueves pasado a Sadiq Khan eran hombres, mujeres, jóvenes, mayores, católicos, musulmanes y judíos. El nuevo alcalde de Londres lo es porque logró apelar a un electorado transversal, en el que caló el mensaje de la pluralidad y de la integración más allá de las diferencias entre colectivos y religiones. Londres, como la mayor parte de metrópolis, es una mezcla de culturas y de tradiciones, y hoy, tras la elección de Khan, la política de la capital imperial se parece más a su pluralidad social. El caso de Khan, sin embargo, no es el primero. En 2009, el laborista Ahmed Aboutaleb fue nombrado alcalde de Rotterdam, la ciudad más poblada de Holanda. Aboutaleb nació en la ciudad marroquí de Beni Sidel, y se instaló junto a su familia en Holanda a los 15 años. Aboutaleb lanzó un duro mensaje contra el terrorismo islámico tras los atentados del Charlie Hebdo, y Khan también se ha mostrado inflexible contra estos criminales. El hecho de que hombres como Ahmed Aboutaleb y Sadiq Khan sean alcaldes de grandes ciudades contribuye a que otra visión del Islam, más moderada y progresista que las tradicionales, sea conocida en Europa.

El alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb

Otro elemento importante a considerar es que la elección en Londres será la última antes del referéndum sobre la permanencia británica en la Unión Europea que se celebrará el 23 de junio. Sadiq Khan, al igual que todo su partido, se ha manifestado a favor de la permanencia, mientras que Zac Goldsmith, cuyo padre fue miembro del euroescéptico Referendum Party, es un firme partidario de la separación. En este caso, ganó el favorable a la permanencia. A un mes de la consulta, las encuestas mostran un empate técnico, con ligeras ventajas del o del no según el sondeo. Es difícil extrapolar el resultado del jueves al referéndum, como lo es también en el caso de las elecciones parlamentarias de 2018. Algunos analistas señalaban que si se reprodujese el mismo resultado del jueves en clave nacional, se produciría una situación de hung parliament, esto es, un parlamento sin mayorías claras. El laborismo, en todo caso, ha conseguido salvar la cara, y Corbyn ha salvado su posición frente a sus opositores internos, que pretendían derribarle si tenía un mal resultado.

Sadiq Aman Khan, londinense de 45 años, es ya el tercer alcalde de Londres elegido democráticamente, después de su compañero de filas, Ken Livingstone, y del popular Boris Johnson. Tiene ante sí un gran mandato político, con muchísimos desafíos y medidas que llevar a cabo durante los próximos años. Además, Khan tiene el reto de convertir la excepción en norma. La noche del viernes, cuando se anunciaron los resultados, el nuevo alcalde realizó unas declaraciones muy interesantes, cuando afirmó -"Es el triunfo de la esperanza sobre el miedo, y de la unidad sobre la división (...) El discurso del odio simplemente no tiene cabida en nuestra ciudad". Desde hoy, Khan tendrá que gestionar sus expectativas, e intentar convertirse en un regidor respetado y popular que una a todos bajo la bandera de su liderazgo, al igual que ha sumado a todos bajo la bandera del cambio.

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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

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