Naciones Unidas elige con Guterres a su noveno secretario general. El proceso por el cual se ha producido esto se encuentra absolutamente condicionado por el equilibrio de fuerzas en el seno de la organización. No en vano, el nuevo secretario general solamente ha podido ser nombrado gracias a la ausencia de vetos de los principales países, es decir, Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia. Este último país fue uno de los que le nominó para poder optar a esta posición. El mandato del ex-jefe de gobierno luso comienza el próximo 1 de enero de 2017, pero su nombramiento ya se ha producido.
La elección de António Guterres no ha estado exenta de polémica, no por él, sino por una serie de elementos que se daban por hechos y que finalmente no se han respetado. El primero, el compromiso tácito de que el nuevo secretario general de la ONU perteneciera a Europa del Este, por el turnismo existente en la organización. El segundo, que se nombrase a una mujer. Ha habido siete mujeres candidatas, de las cuales solamente cinco han llegado a la última ronda. La que más cerca se ha quedado ha sido la búlgara Irina Bokova, directora general de la UNESCO desde 2009, y miembro del bloque de Europa del Este, al igual que la candidata apoyada por la canciller alemana Angela Merkel, la comisaria europea Kristalina Georgieva. Finalmente, el ganador ha sido Guterres.
El perfil político del nuevo secretario general de la ONU parece inmejorable. Su aval ante la comunidad internacional ha sido su década al frente del ACNUR, cargo que dejó a finales del año pasado. En su función de comisario de Naciones Unidas para los refugiados, António Guterres fue uno de los primeros en intentar mejorar la situación en Siria, y en plantear un plan de salvamento para los refugiados que empezaban a estar desplazados tanto interna como externamente. El trabajo de Guterres con la ayuda a los más desfavorecidos fue desde el principio de su vida absolutamente vocacional, y siempre, en su cargo en el ACNUR, ha trabajado por visibilizar las crisis de refugiados menos tratadas en los medios, y dejar claro que todos necesitaban cuidado. En momentos en los que hay diferentes visiones en torno a la acogida de los refugiados, incluso un referéndum en Hungría para impedirlo, Guterres demostró en el ACNUR que los refugiados merecen siempre un trato humano, y que todos los países deben implicarse en ello.
Nacionalmente, sin embargo, la popularidad de Guterres en sus siete años como primer ministro portugués no fue muy alta, sobre todo al final de su mandato. Sustituyó al mítico Jorge Sampaio como líder socialista, y en octubre de 1995 acabó con diez años de poder conservador de Aníbal Cavaco da Silva, ganando las elecciones con 9 puntos de ventaja sobre el candidato del centro-derecha. El nuevo secretario general de la ONU rompió con el estilo de su antecesor, e inició una política de diálogo con todos los estamentos de la sociedad. Se redujo el déficit fiscal, se alcanzó una situación económica muy buena, y la Expo 98 en Lisboa fue un éxito en el sentido de la visibilidad del país en Europa.
Guterres consiguió una enorme popularidad, lo que facilitó su reelección como primer ministro en las elecciones de 1999, en las que el Partido Socialista quedó a un solo escaño de la mayoría absoluta, aumentando sus resultados de cuatro años antes. El segundo mandato, sin embargo, fue muchísimo más difícil, con problemas económicos y el hundimiento de un puente cerca de Oporto. Coincidió además con el turno de Portugal en la presidencia rotativa del Consejo Europeo. La enorme oposición a la que el primer ministro se tuvo que enfrentar le forzó a presentar su dimisión en diciembre de 2001, tras el fracaso socialista en las municipales. Le acabaría sustituyendo José Manuel Durao Barroso, que ganó las elecciones anticipadas en 2002.
Con los años, sin embargo, António Guterres ha logrado un estatus venerable en su país. Una de sus características es su profundo catolicismo, lo cual provocó que se moviese en su juventud en círculos de izquierda católica. Allí conoció a un joven que tenía solamente un año más que él, con el que empezó una amistad. Cuando pasó la Revolución de los Claveles, y Portugal se convirtió en un estado democrático, ambos amigos se dieron de alta en dos partidos políticos. Guterres se afilió al Partido Socialista, y su amigo prefirió el Partido Socialdemócrata, de centro-derecha. Ambos buscaban acabar con la injusticia social. Las dos carreras políticas evolucionaron, y esa amistad no se rompió. De hecho, el testimonio del amigo de Guterres ha sido fundamental en la valoración de su candidatura en la ONU. Su amigo es Marcelo Rebelo de Sousa, desde marzo de este año presidente de la República de Portugal.
António Guterres es el cuarto europeo en alcanzar la posición de secretario general de la ONU. El secretario general cesante, Ban-Ki Moon, deja su puesto para intentar convertirse en 2017 en presidente de Corea del Sur. Su mandato ha tenido luces y sombras, y el final de su mandato no ha sido el mejor. La principal razón por la que Guterres se convertirá el próximo 1 de enero en secretario general de la ONU es su ausencia de enemigos y de bloqueos de ningún país. Todos ven con buenos ojos al elegido. Para Portugal, la elección de António Guterres aumenta su proyección internacional. José Manuel Durao Barroso presidió la Comisión Europea durante diez años, y esto es bueno para su país.
El perfil de António Guterres como secretario general de la ONU parece uno de los mejores, sobre todo ante la actual crisis de refugiados. La especial sensibilidad de Guterres en este asunto puede ser fundamental, pues empieza a ser necesaria un plan de Naciones Unidas para que la situación mejore, y para que se cumpla la ley, sobre todo los países más ricos. Si el nuevo secretario general aplica las mismas políticas que aplicó anteriormente en el ACNUR, su mandato puede ser un éxito.
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Gracias por tanta información tan atinada. Me gusta el punto de vista y me gusta el nuevo secretario general.
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