El nacionalismo siempre ha sido la ideología dominante en el país, ante el deseo general de independizarse de España. En 1963, tras un referéndum, los territorios de la Guinea Española pasaron a ser conocidos como Guinea Ecuatorial, y en 1967, se celebró en Madrid la Conferencia Constitucional, presidida por el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella, y por el presidente de la Asamblea General guineana Federico Ngomo. La Constitución que salió de ese encuentro fue aprobada en referéndum en agosto de 1968, y en octubre de ese mismo año, se proclamó definitivamente la independencia de Guinea Ecuatorial.
Un poco antes, se habían producido las primeras elecciones, en las que Francisco Macías Nguema, como candidato de la Idea Popular de Guinea Ecuatorial, se convirtió en el primer presidente de la nueva república, derrotando a Bonifacio Ondó, que había sido primer ministro. Los primeros tiempos no fueron fáciles, ante la enorme influencia que España seguía teniendo en el país, y ante los intentos reconocidos de desestabilización llevados a cabo por Luis Carrero Blanco. Macías pronto se convirtió en un dictador, aprovechando un supuesto golpe de Estado contra él en 1969 para establecer un régimen presidencialista único y detener a todos los opositores a su poder. Las vulneraciones a la democracia fueron frecuentes en aquellos años. Macías no tuvo problema en alabar a Hitler, y en su mandato, se sucedieron las ejecuciones masivas de contrarios a su figura.
El régimen de Macías duraría hasta 1979, cuando se produjo un nuevo golpe de Estado, liderado por el sobrino del presidente, Teodoro Obiang Nguema, que se levantó contra el poder, en un putsch sangriento apoyado por el ejército, varios opositores al régimen y algunos gobiernos extranjeros, que estaban informados por adelantado de las intenciones de los golpistas. Macías huyó a su pueblo natal, donde fue capturado por los golpistas y ejecutado, acusado de cometer un genocidio. Desde aquel golpe de Estado, Teodoro Obiang es el presidente del país. Sus primeros pasos fueron de democratización, realizando una amnistía amplia a los opositores a Macías. Sin embargo, Obiang no reconoció el importante papel que había tenido durante la presidencia de su tío, en la que ocupó posiciones relevantes.
Sin embargo, Obiang empezaría pronto a degenerar, y a negar todo tipo de oposición. Guinea Ecuatorial volvió a ser un país bajo control civil en 1982. En ese mismo año, Obiang fue nombrado presidente durante un periodo de siete años, un cargo que refrendaría en 1989. En ambas elecciones, él fue el único candidato autorizado. En 1996 y 2002, otros partidos estuvieron autorizados a participar, pero el presidente fue reelegido con un 98% de los votos, aunque esas dos elecciones fueron censuradas por los observadores internacionales. Las últimas elecciones se celebraron este año, sin la participación de opositores, y en ellas Teodoro Obiang consiguió su reelección por un 100% de los votos hasta 2023. Ninguna de estas elecciones ha merecido más que una nota al pie en las informaciones internacionales de los periódicos, ni ninguna protesta en las calles por el resultado.
Las elecciones de este año trajeron el ascenso político de un hombre oscuro y ambicioso, Teodoro Obiang Mangue, apodado Teodorín, el hijo del dictador, que ha sido elegido vicepresidente del gobierno de su padre. Teodorín Obiang ha ido ascendiendo en la dictadura guineana, y hace tiempo se le empezó a ver como el sucesor natural de su padre. La elección de Obiang júnior como vicepresidente le coloca como presidente en el medio plazo. Sin embargo, esto no ha estado exento de polémica, porque Teodorín Obiang tiene abiertos una serie de procesos judiciales contra él por blanqueo, y vive una vida absolutamente excéntrica y frívola. Previsiblemente, se convertirá en presidente hacia 2023, fecha de las próximas elecciones. Pero para muchos, Teodorín Obiang es peor que su padre.
La vulneración de los derechos humanos en Guinea Ecuatorial ha sido abundante y continua. En 2010, la ONG Freedom House colocó al país gobernado por Obiang en la lista de los peores países del mundo en el campo de las libertades. También, Reporteros sin Fronteras declaró al presidente como una de las principales amenazas para la libertad de prensa en el país. La relación entre España y Guinea Ecuatorial no está clara. Fue especialmente polémico el partido amistoso que la selección española disputó en 2013 en Guinea Ecuatorial. La prensa internacional criticó esa decisión, mientras que los altos cargos de la Federación Española miraron hacia otro lado y disputaron el encuentro, frente a un combinado curiosamente entrenado por un español, Andoni Goikoetxea. La actitud de determinados países respecto de Guinea Ecuatorial, incluso Estados Unidos, favorece que Obiang pueda permanecer en el poder indefinidamente.
Los sucesivos informes sobre el mandato de Teodoro Obiang insisten en que su mandato está siendo más humano y menos mortífero que el de su tío Francisco Macías. Sin embargo, esto no debe distraer la atención. El modelo de gestión de Guinea Ecuatorial niega toda posibilidad de pluralidad ideológica, vulnera los derechos de las minorías, realiza elecciones sin ningún tipo de aceptación por parte de los organismos internacionales, y Obiang ha sido acusado en numerosas ocasiones de utilizar los beneficios de las explotaciones petrolíferas del país para enriquecerse a sí mismo. Guinea Ecuatorial vive en una ilusión de democracia, que no sería homologable internacionalmente, sin ningún tipo de interferencia externa en su política, pese al hostigamiento a la oposición y el autoritarismo de Obiang.
Es por ello que es importante visibilizar las dictaduras. En los tiempos de la lucha masiva contra el terrorismo, en que los aliados cambian de forma variable, según interese, un país puede pasar de ser un aliado fiel a un enemigo a eliminar. Tales fueron los casos de Siria y Libia, cuyos líderes fueron recibidos por un buen número de sus homólogos extranjeros, y posteriormente fueron etiquetados como dictadores. El concepto de democracia varía según la conveniencia de los poderes reales, pero no lo hace la vulneración de derechos, ni la falta de libertad. Esto debe hacer pensar a aquellos para los que solamente existen una serie de dictaduras, y que prefieren cerrar los ojos a la realidad diaria de algunos países, como Guinea Ecuatorial. No hay dictaduras de primera y de segunda, ni dictaduras buenas o malas. En todas se produce una vulneración constante de los derechos, y todas merecen dureza en sus análisis y en su combate. Todas deben desaparecer.
Los sucesivos informes sobre el mandato de Teodoro Obiang insisten en que su mandato está siendo más humano y menos mortífero que el de su tío Francisco Macías. Sin embargo, esto no debe distraer la atención. El modelo de gestión de Guinea Ecuatorial niega toda posibilidad de pluralidad ideológica, vulnera los derechos de las minorías, realiza elecciones sin ningún tipo de aceptación por parte de los organismos internacionales, y Obiang ha sido acusado en numerosas ocasiones de utilizar los beneficios de las explotaciones petrolíferas del país para enriquecerse a sí mismo. Guinea Ecuatorial vive en una ilusión de democracia, que no sería homologable internacionalmente, sin ningún tipo de interferencia externa en su política, pese al hostigamiento a la oposición y el autoritarismo de Obiang.
Es por ello que es importante visibilizar las dictaduras. En los tiempos de la lucha masiva contra el terrorismo, en que los aliados cambian de forma variable, según interese, un país puede pasar de ser un aliado fiel a un enemigo a eliminar. Tales fueron los casos de Siria y Libia, cuyos líderes fueron recibidos por un buen número de sus homólogos extranjeros, y posteriormente fueron etiquetados como dictadores. El concepto de democracia varía según la conveniencia de los poderes reales, pero no lo hace la vulneración de derechos, ni la falta de libertad. Esto debe hacer pensar a aquellos para los que solamente existen una serie de dictaduras, y que prefieren cerrar los ojos a la realidad diaria de algunos países, como Guinea Ecuatorial. No hay dictaduras de primera y de segunda, ni dictaduras buenas o malas. En todas se produce una vulneración constante de los derechos, y todas merecen dureza en sus análisis y en su combate. Todas deben desaparecer.
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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
Magnífico artículo. El enfoque necesario. El cinismo de las relaciones multilaterales y la geometría variable. Perfecto ejemplo. Deseando leer algo sobre Arabia Saudí.
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