Las vueltas al mundo

Relaciones internacionales

Lo que no vas a leer en las noticias de los diarios

Polonia, un nuevo reto extremista para Europa

El parlamento polaco rechazó finalmente la pasada semana por amplia mayoría la iniciativa popular que proponía la prohibición del aborto. Las enormes protestas en las últimas semanas fueron clave para que finalmente los diputados de la cámara no aprobasen esta polémica propuesta. Sin embargo, esto no debe distraer de la creciente radicalización ideológica en la antigua república soviética, que desde el año pasado tiene un presidente y una primera ministra pertenecientes al ultraconservador partido Ley y Justicia, y que se está alineando cada vez más con las políticas del presidente húngaro Viktor Orbán, que está oponiéndose férreamente a las cuotas europeas de acogida de refugiados.

La reforma de la legislación contra la interrupción voluntaria del embarazo, que ya era una de las más restrictivas de Europa, proponía penas de cárcel para las mujeres que abortasen, y eliminaba todos los supuestos para la interrupción del embarazo salvo el caso de peligro directo para la madre. Se aproxima que al menos 150.000 mujeres abortan en Polonia al año, según las organizaciones de planificación familiar del país. Una organización provida puso en marcha la propuesta, que fue rápidamente secundada por el gobierno. Sin embargo, se produjo una encendida respuesta de una buena parte de la sociedad, incluso de algunos sectores conservadores, lo que provocó que, en un movimiento inesperado, Ley y Justicia retirase su apoyo a la propuesta. El resultado final fue contundente: la ley fue rechazada por 352 votos a 58.

Jaroslaw Kaczynski, presidente de Ley y Justicia y ex-primer ministro, declaró tras esa decisión que el partido y el gobierno seguían comprometidos con la vida, y que se aprobarían medidas en ese sentido, pero más contenidas. Lo cierto es que este proyecto, que el gobierno polaco asumió como propio, es una piedra más dentro de la deriva ideológica existente en el país desde que el año pasado, tanto en las elecciones presidenciales como en las parlamentarias, Ley y Justicia volvió al poder. Andrzej Duda, presidente de la República, y Beata Szydlo, primera ministra, sustituyeron a Branislaw Komorowski y a Ewa Kopacz, que pertenecían a la también conservadora Plataforma Cívica, y dieron una vuelta de tuerca ideológica al país.

El presidente polaco Andrzej Duda y la primera ministra Beata Szydlo

Por tanto, desde finales del año pasado, las políticas planteadas en Polonia han sido de corte absolutamente conservador. Una de las más polémicas ha sido el ingreso del país en el bloque del Este que se opone a las políticas migratorias de la Unión Europea, el grupo de Visegrado, formado por Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa, que se constituyó en 1991 para intentar acelerar la integración de estos países en los organismos comunitarios, y que hoy es el bloque más numeroso que se opone firmemente al sistema de integración de refugiados puesto en marcha por la Unión, en todos estos puntos. Esto preocupa en Bruselas, y en palabras de Frans Timmermans, vicepresidente de la Comisión Europea, puede ser un gran golpe para el proyecto europeo.

La xenofobia demostrada por los gobiernos de estos cuatro países, incluido el socialdemócrata de República Checa, ha encontrado uno de sus mayores caladeros en Varsovia. Jaroslaw Kaczynski declaró en una ocasión que los refugiados traen parásitos que portan enfermedades contra las que están inmunizados en sus países, pero no en Europa. Polonia ha reemplazado al gobierno húngaro presidido por Viktor Orban como el más crítico con las actuales políticas de reubicación de refugiados. Desde Unia & Polskax, un think tank pro-europeo, se señala que se ha pasado de un modelo en el que el país era un ejemplo de integración al actual.

Efectivamente, Polonia había asumido un compromiso único con la integración europea, poniéndose a trabajar para satisfacer todas las exigencias comunitarias, y recibiendo a cambio el mayor número de subvenciones de toda la zona euro. Los sucesivos gobiernos, tanto progresistas como conservadores, han acelerado el proceso de integración, llegándose al extremo de que el actual presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, fue recientemente primer ministro polaco. Todo cambió con la llegada al poder de Ley y Justicia, y más especialmente en el año y medio en que los dos gemelos Kaczynski ostentaron la presidencia y la jefatura del gobierno. Desde entonces, la oposición a Europa y a todo lo que significa ha crecido exponencialmente.

Los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski, cuando uno era presidente y el otro primer ministro

Estas polémicas políticas no solamente alcanzan al reparto de refugiados, sino a elementos como la oposición de matrimonios del mismo sexo. El gobierno de Beata Szydlo ha emprendido una serie de reformas en todos los aspectos. A finales del año pasado, se realizó una reforma política y judicial que alteró el funcionamiento del Tribunal Constitucional, y eliminó su independencia del poder político. Esa decisión fue criticada por el Consejo de Europa, que afirmó que iba contra la democracia. Finalmente, dicha reforma fue anulada. Paradójicamente, Polonia, que se ha convertido en uno de los principales críticos de la estructura de la Unión Europea, fue uno de los que más defendió que no se produjese el Brexit

La izquierda ha desaparecido virtualmente de Polonia, como en todos los países de su alrededor. Se ha producido el efecto contrario, después de todos los años de represión por parte de los órganos de la Unión Soviética, y algunas de las políticas más conservadoras que se han producido en los últimos años en Europa han procedido de estas repúblicas. El caso de Polonia es uno de los más sangrantes, y los progresistas han tenido que decidir entre derechas en las últimas elecciones. El último líder de izquierda de Polonia fue Aleksander Kwaśniewski, presidente de la república durante diez años.

En una Europa en la que todo está cada vez más confuso, con el Brexit y todas las amenazas de nuevos referéndums que alteren aún más la situación, y con la crisis humanitaria de los refugiados, los populismos están a la orden del día. Los países del Este, que tanta atención recibieron cuando se separaron de la URSS, son hoy la principal oposición al concepto de Europa unida. Bruselas debe plantear políticas de integración para volver a contar con estos países, y no le debe temblar el pulso a la hora de sancionarles cuando incumplan las leyes, sobre todo en el asunto de los refugiados. Solamente así se podrá vencer al populismo y recuperar la fortaleza de la Unión Europea. 

Share this:

ABOUTME

Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

JOIN CONVERSATION

    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario