El sistema político chileno favorece que los ex - presidentes puedan volver a presentarse, ya que en ese país no existe la reelección inmediata desde las primeras constituciones del país. Michelle Bachelet fue reelegida en 2013 tras cuatro años fuera del poder. En las elecciones anteriores, fue candidato Eduardo Frei Ruiz-Tagle, presidente de 1994 a 2000, que cayó derrotado por Sebastián Piñera. De forma frecuente, los antiguos presidentes dejan pasar el mínimo tiempo posible para regresar al Palacio de La Moneda, en Santiago de Chile. Tal puede ser el caso en las próximas elecciones presidenciales.
La segunda presidencia de Michelle Bachelet no está siendo tan exitosa como la primera, y eso podría lesionar las opciones del centro izquierda en estas nuevas elecciones. La mala situación económica del país, y una serie de errores políticos han mellado su apoyo hasta llevarla a un 80% de desaprobación popular. Una de las crisis que han sobrevenido durante su presidencia fue el Caso Caval, un escándalo de tráfico de influencias que afectaba directamente a Sebastián Dávalos, el hijo de Bachelet, que ocupaba un cargo menor en la administración de su madre, y que tuvo que dimitir ante las feroces críticas de la oposición. Por ello, no será un activo para el candidato de su coalición.
Sin embargo, la situación no está muy clara de cara a las presidenciales. Las primeras encuestas muestran por delante a Sebastián Piñera. El mandatario conservador, que es el hombre más rico de su país y cuyo hermano, José Piñera, fue ministro con Pinochet, dejó muy buenos recuerdos de su presidencia, marcada por el terremoto de 2010 y por el derrumbe de la mina San José y el posterior rescate de 33 mineros atrapados. Piñera es independiente, pese a que anteriormente perteneció a Renovación Nacional, la principal fuerza conservadora del país. La candidatura de Piñera se da por segura, ante la ausencia de rivales de peso en las filas conservadoras y la enorme popularidad que aún hoy tiene el mandatario.
En la Nueva Mayoría, coalición que sustituyó a la mítica Concertación de Partidos por la Democracia, las cosas están menos claras. Candidatos potenciales, como la alcaldesa de Santiago Carolina Tohá, el diputado Fulvio Rossi, o el ex-presidente Eduardo Frei, decidieron finalmente no presentar sus candidaturas. También hubo dos casos especiales. El primero fue el de Isabel Allende Bussi, hija del ex-presidente Salvador Allende, que fue la primera en anunciar que intentaría el asalto a la máxima magistratura del país. Sin embargo, por falta de apoyos, decidió renunciar recientemente, apelando a la unidad de la coalición para mantener el poder. El otro caso especial fue el del actual presidente del Senado, Ricardo Lagos Weber. Lagos Weber es el hijo mayor del ex-presidente Lagos, y muchos señalaron la posibilidad de que tanto padre como hijo presentasen sus candidaturas. Sin embargo, Lagos Weber no dio el paso, al contrario que su padre.
Por tanto, tal y como están las cosas, hay tres grandes candidatos dentro de la Nueva Mayoría. El primero es por supuesto el ex-presidente Lagos, con el aval de años en la política, aunque con el hándicap de su edad, 78 años, que podría ir en su contra. Si llega a ganar, volvería al poder con 80 años, y su mandato acabaría con 84. No sería el primer caso, sin embargo, no parece una carta de presentación muy buena para un hombre que tuvo su tiempo en la política, y cuyo regreso podría correr en su contra y mellar en su legado.
Por otro lado se presenta, por segunda vez, el ex-secretario general de la Organización de Estados Americanos José Miguel Insulza. Insulza, que no consiguió la nominación en 2009, llega a esta cita con el aval de 15 años al frente de la OEA y podría recibir el apoyo de la parte más tradicional del socialismo chileno. El otro candidato de importancia es el popular locutor televisivo Alejandro Guillier, que recibió el apoyo de Isabel Allende cuando ésta retiró su candidatura. Guillier está creciendo en las encuestas, y si nada se complica, será el principal rival de Lagos para la nominación.
Además de todos estos candidatos, hay uno más. Se trata de Marco Enríquez-Ominami, candidato del Partido Progresista. Enríquez- Ominami, que salió del Partido Socialista, obtuvo en las elecciones de 2009 y en las de 2013 el tercer puesto. Es hijo del activista Miguel Enríquez, asesinado durante la dictadura de Pinochet, e hijo adoptivo del también político Carlos Ominami. Para muchos, éste podría ser el momento de que este popular político alcanzase la segunda vuelta de las presidenciales, presumiblemente contra Piñera.
Sebastián Piñera y Ricardo Lagos aparecen como los favoritos, pero muchas cosas pueden pasar. Sería interesante un soplo de aire fresco, una modernización del sistema. En las últimas dos elecciones presidenciales, los dos candidatos que se enfrentaron en segunda vuelta ya habían sido candidatos anteriormente, y tres de ellos presidentes. Tal vez por ello Enríquez-Ominami podría reforzar su candidatura vendiendo modernidad y cambio.
El sistema presidencial de Chile es de doble vuelta. La primera vuelta se celebrará el próximo 19 de noviembre de 2017, y la segunda el 17 de diciembre. Este balotaje no se celebraría en el caso de que un candidato obtuviese más de un 50% de los votos en primera vuelta. Queda por tanto un año para que los chilenos y las chilenas voten a su próximo presidente, sin embargo, el reloj corre, y la campaña electoral ya ha comenzado.
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