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Marine le Pen quiere ser la siguiente

Casi una semana después del sorpresivo y traumático triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el mundo se asoma a una nueva realidad en la que el extremismo político puede tomar el poder. Los aliados del nuevo presidente americano, principalmente los europeos, salieron a celebrar la victoria y a pronosticar un nuevo tiempo en el que ellos podrían ser los próximos en llegar al poder. El país en el que más probable puede ser esto es en Francia, que celebra elecciones presidenciales en la próxima primavera. Marine le Pen juega con la descomposición de la izquierda y la división en la derecha para crecer en las encuestas, y la victoria de Trump puede ir a su favor.

Ciertamente, el sistema electoral francés está preparado e incluso diseñado para evitar sorpresas. La doble vuelta detuvo a Jean-Marie le Pen, el padre de la fundadora, que se clasificó inesperadamente, eliminando a Lionel Jospin, al balotaje de las presidenciales de 2002, y que fue derrotado en la vuelta definitiva por el presidente Jacques Chirac, que obtuvo un 82% de los votos, el margen más grande en unas presidenciales en la historia de la V República. Esta circunstancia ha provocado que muchos analistas den por imposible la sorpresa en las presidenciales de 2017. Sin embargo, muchas cosas han cambiado a partir de las presidenciales norteamericanas, que han hecho posible lo imposible, y esto ha provocado que muchos revisen sus previsiones ante la posibilidad de una nueva sorpresa.

En un escenario normal, tal y como pronostican las encuestas, el candidato conservador sería quien ganaría la segunda vuelta de las presidenciales y llegaría al Elíseo el próximo mes de mayo. La derecha francesa, organizada desde hace poco en una nueva formación, Los Republicanos, celebra este próximo domingo la primera vuelta de sus elecciones primarias. La vuelta definitiva se celebrará el 27 de noviembre. En esas primarias, el favorito sigue siendo el alcalde de Burdeos y ex- primer ministro Alain Juppé. Los sondeos señalan que Juppé podría ser el único que ganase a Le Pen en primera vuelta, y que la derrotaría de manera contundente en segunda. Ni siquiera la entrada del ex-presidente Nicolas Sarkozy en liza ha hecho daño a la ventaja de Juppé, un candidato más aceptado entre el público general.

La presidenta del Frente Nacional Marine le Pen

La izquierda mantiene su cuita interna, y no parece estar cerca su resolución. Continúa la incógnita de si François Hollande será candidato, y aumentan los rumores de que el primer ministro Manuel Valls tomará su lugar y se enfrentará a la oposición interna, representada principalmente por el ex-ministro Arnaud Montebourg. Los socialistas cometen error tras error, tanto en el gobierno como en la preparación para las elecciones, y están demostrando su capacidad de unirse detrás de un solo candidato en el propósito de salvar los muebles e intentar tener algo que decir en unas elecciones en las que el tono es profundamente conservador. En 2017, Francia elegirá entre un partido de centro derecha y otro de extrema derecha, y la izquierda corre un serio riesgo de desaparecer de este cuadro y de no entrar en segunda vuelta, algo que se da por descontado.

La situación es muy diferente a la de 2002, y por eso es muy difícil pronosticar nada. En 2002, el Frente Nacional clásico liderado por el padre de la actual presidenta, Jean-Marie le Pen, consiguió aprovecharse del discurso de la seguridad que se había convertido en el principal tema de la campaña para derrotar a Lionel Jospin por menos de un punto porcentual y entrar en la segunda vuelta. Diez años después, su hija Marine consiguió un punto más, sin entrar en segunda vuelta, aunque dejando clara la fuerza que el Frente Nacional estaba adquiriendo. En este caso, se da por descontado que Marine le Pen pasará a segunda vuelta, e incluso que ganará la primera vuelta.

Por primera vez, el FN se ha convertido durante esta legislatura en un partido en clave nacional, venciendo las elecciones europeas de 2014, y presentándose como un catalizador del descontento. A esto ha contribuido el proceso de "des-demonización" aplicado por la presidenta del partido desde su toma de posesión. Durante los años en que Jean-Marie le Pen lideró la formación, ésta era minoritaria, y representaba a una derecha anticuada y hasta cierto punto impopular que no pasaba de un 10% en las mejores circunstancias. Sin embargo, Marine le Pen ha modernizado el partido, ha eliminado los elementos del discurso más polémicos, y ha conseguido que la gente empiece a observar al Frente Nacional como un partido que podría llegar a ganar unas elecciones. Por ello, la mayor parte de las encuestas desde 2012 han registrado el aumento progresivo del apoyo a Le Pen en las presidenciales.

El presidente de la República Francesa François Hollande y el alcalde de Burdeos Alain Juppé

El mundo está en un cambio importante, que se está reflejando en la política. Antes, estaba instituido en la política internacional el turnismo, es decir, la alternancia en el poder de dos partidos, uno de centro izquierda y otro de centro derecha. La situación está cambiando a partir de la crisis económica. La gente empieza a estar cansada, no ven soluciones, y el desánimo se ha apoderado de la sociedad europea. Esto ha provocado el surgimiento de fuerzas políticas heterodoxas que a partir de promesas populistas están consiguiendo aumentar su apoyo. Descalificar el populismo por lo demagógico de sus propuestas desvela poca inteligencia. No deja de ser cierto que el populismo suele generar desastres de diversa consideración cuando llega al poder, sin embargo, estos nuevos partidos están consiguiendo volver a involucrar para la política a personas que habían dejado de participar en ella. Esto no es culpa del populismo, sino de la política tradicional.

La llegada de Marine le Pen al Elíseo sigue pareciendo a día de hoy una quimera. Sin embargo, no hay que descartar nada. Las encuestas señalan que si Nicolas Sarkozy gana las primarias de su partido, las opciones de una presidencia de Le Pen aumentan exponencialmente. Los partidos tradicionales siguen sin entender el mensaje, y aunque Juppé parece traer algo de cambio, no deja de ser un político veterano que ha sido ministro con Chirac y Sarkozy y que ha estado toda la vida en el sistema. Esto es lo que hace verdaderamente impredecible las elecciones presidenciales francesas. Si la alternativa de los partidos contra Le Pen es el discurso del miedo, esto puede favorecerle mucho a la hora de afrontar las elecciones. Los partidos tradicionales, con el "pacto republicano", consiguieron detener al Frente Nacional en la segunda vuelta de las regionales del año pasado, pero esta vez podría no ser así.

Un elemento fundamental en las elecciones será sin duda la Unión Europea, en horas bajas tras la victoria del Brexit en junio y el aumento de la crisis humanitaria de los refugiados. Le Pen se ha mostrado desde el primer momento partidaria de celebrar un referéndum sobre la permanencia de Francia en la Unión Europea si llega a la presidencia gala. El euroescepticismo ha aumentado a izquierda y derecha, e indudablemente, la candidata del Frente Nacional jugará con esto para obtener el mayor número de votos posibles de cara a las elecciones. Le Pen podría no ser la única en alcanzar el poder en 2017 dentro de los euroescépticos, ya que el holandés Geert Wilders está en disposición de ganar las elecciones del próximo mes de marzo, y también ha prometido un referéndum.

Francia necesita una presidencia fuerte, ante los enormes problemas sociales, económicos y políticos existentes que se han acrecentado con los años, y que han facilitado el aumento de la influencia política de Le Pen. Marine le Pen conseguirá ser presidenta si, como pasó la semana pasada en Estados Unidos, los franceses pierden el miedo a votarla. El escenario más probable sigue siendo el de una segunda vuelta entre Alain Juppé, quien ganaría la primera vuelta, y Marine le Pen, y una victoria contundente, aunque menos que la de 2002, del candidato del centro derecha. En todo caso, el resto de partidos debería asumir una posición inteligente ante esta política. Solamente si entienden que el Frente Nacional podría ganar perfectamente las próximas elecciones, y plantean su campaña como tal, mantendrán a Le Pen lejos del Elíseo.

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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

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