En la vida política de Mitterrand, hay una imagen que siempre se evoca, y que resume lo que significó su elección. Después de conseguir su primera victoria electoral contra el presidente Valéry Giscard d'Estaing a principios de mayo de 1981, el presidente tomó posesión en un acto espectacular que tuvo lugar en el Panteón de París. Allí, el nuevo presidente colocó flores en las tumbas de tres grandes figuras enterradas allí: el político Jean Jaurès, uno de los fundadores del Partido Socialista; el miembro de la Resistencia Jean Moulin, y Victor Schoelcher, uno de los principales impulsores de la lucha contra la esclavitud en Francia. Aquel acto fue una importante puesta en escena de aquello que el nuevo presidente pretendía, y rompió con la tradición de las tomas de posesión hasta entonces.
El camino de François Mitterrand a la presidencia no había sido fácil. En Francia, como en tantos países, el comunismo era la principal fuerza de izquierda en la posguerra mundial y en los años que vinieron. La figura de Charles de Gaulle consiguió unir a muchas personas de diferentes orígenes políticos, pero la oposición de izquierdas al general la llevaban los comunistas, que sin embargo provocaban mucho rechazo entre algunas capas de la sociedad francesa. Consciente de esto, Mitterrand llamó siempre a la unión de la izquierda. En las elecciones de 1965, se produjo el primer gran paso en el camino del socialista a la presidencia, siendo el único candidato de izquierdas, y consiguió pasar a segunda vuelta contra De Gaulle. A pesar de que fue derrotado por 11 puntos, nadie creía que el general podría ir nunca a una segunda vuelta, y aquello reforzó a Mitterrand.
El siguiente paso fueron las elecciones presidenciales de 1974. En ellas, Mitterrand se benefició de la división de la derecha y de su alianza con los comunistas de Georges Marchais para ganar ampliamente la primera vuelta. De nuevo en segunda vuelta, el líder socialista cayó, por una desventaja exigua, contra Valéry Giscard d'Estaing, sin embargo, 7 años después, Mitterrand le devolvió la jugada, convirtiéndose por fin en presidente. Antes, la Unión de la Izquierda entre socialistas y comunistas se había roto, y ambos acudieron separados a las preisdenciales, razón de la derrota del candidato socialista en primera vuelta. Sin embargo, las relaciones se rehicieron brevemente tras las elecciones parlamentarias de mayo de aquel año, con mayoría absoluta para el bloque gubernamental. Entonces, los comunistas entraron en el gobierno de Mitterrand.
François Mitterrand sería presidente dos septenios. El primero empezó con mucha fuerza, sobre todo con una batería de leyes importantes que incluyeron la despenalización de la homosexualidad, la prohibición de la pena de muerte, y la nacionalización de algunas de las principales empresas del país. Sin embargo, el aumento de la inflación en 1983 provocó un cambio radical de la política económica, llevada a cabo por el ministro Jacques Delors. Esta modificación provocó un descenso de la popularidad del presidente, que lo pagó caro en las siguientes elecciones parlamentarias, celebradas en 1986, llevando a una experiencia inédita: la cohabitación. Los partidos conservadores pasaron a tener mayoría en la Asamblea Nacional, y el líder de la oposición, Jacques Chirac, fue nombrado primer ministro.
Pese a esta importante derrota que dejó en suspenso la agenda socialista hasta 1988, François Mitterrand consiguió mantener la presidencia de la República en las siguientes presidenciales. Como ocurrió en 1974, la derecha se partió entre el primer ministro Jacques Chirac y uno de sus antecesores, Raymond Barre, y Mitterrand consiguió frenar la candidatura de uno de sus aliados, Michel Rocard. En primera vuelta, el presidente aventajó en 15 puntos a Chirac y en 18 a Barre, y reafirmó su papel de favorito. Entre vueltas, se produjo un tenso debate entre Mitterrand y Chirac en el que el presidente tiró de retranca en una célebre cita. El candidato conservador solicitó al presidente que, en pos de la igualdad en aquel debate ante las elecciones, no se refiriese a él como primer ministro, y que él no le llamaría señor presidente, porque aquella noche no lo era. A esto, Mitterrand contestó -"Tiene usted toda la razón, señor primer ministro". Finalmente, el 8 de mayo de 1988, François Mitterrand derrotó por más de 2 millones de votos a Jacques Chirac.
Aquella victoria electoral sería, sin embargo, uno de los últimos momentos de gloria de Mitterrand. Durante toda aquella campaña, había planeado el fantasma de la elevada edad del presidente y de su cáncer de próstata, bastante más grave de lo que se reveló. Autores como Luc Mary y Philippe Valode especulan sobre la posibilidad de que la condición real del presidente se hubiese revelado durante la campaña, y afirman que en ese caso, Chirac habría ganado en segunda vuelta. Sea como sea, Mitterrand ganó, y nombró como primer ministro a Michel Rocard. El segundo mandato de Mitterrand estuvo marcado desde el punto de vista político por la caída del comunismo, y la reunificación alemana, que el presidente apoyó tímidamente y sobre la que era muy reticente. El gobierno Rocard se mantendría hasta 1991, fecha en la que fue nombrada la primera jefa de gobierno, Édith Cresson. Cresson duraría muy poco en el gobierno, y sus errores políticos provocarían su sustitución diez meses después por Pierre Bérégovoy.
La condición física real del presidente era cada vez peor, y en septiembre de 1992 tuvo que ser intervenido de urgencia por la expansión de su dolencia. Su popularidad era cada vez más baja, algo a lo que también afectó la revelación de que Mitterrand tenía una hija secreta de una relación extramatrimonial. Unas fotografías de una revista revelaron esta circunstancia. En 1993, con una lucha interna en las filas socialistas entre Laurent Fabius y Lionel Jospin por la sucesión del presidente, la derecha consiguió una amplia mayoría en la Asamblea Nacional que forzó la segunda cohabitación. El elegido como primer ministro fue Édouard Balladur. Las relaciones entre Mitterrand y el que sería su último jefe de gobierno fueron corteses.
Las elecciones de 1995 significaron el final de la presidencia de Mitterrand. El presidente no consiguió imponer al que había sido su ministro de Educación Jack Lang como candidato socialista, y finalmente, después de que Jacques Delors renunciase a presentarse, Lionel Jospin fue el rival de Jacques Chirac en las presidenciales. Chirac se convertiría en presidente tras esas elecciones. Mitterrand moriría menos de un año después del final de su presidencia. Su debilidad física era evidente, y el cáncer se había expandido por su cuerpo. Finalmente, el 8 de enero de 1996, François Mitterrand murió en París a los 79 años. Años después, se especuló con que el presidente podría haber sido ayudado a morir. El presidente fue enterrado en su ciudad natal, Jarnac, en una ceremonia a la que asistió su hija Mazarine junto con su madre, invitadas por la viuda del presidente, Danielle Mitterrand.
Veinte años después de su fallecimiento, la figura de François Mitterrand sigue provocando auténtica fascinación, tanto en sus partidarios como en sus opositores. Mitterrand fue un político singular, que consiguió renovar la izquierda francesa, darle un cuerpo político y hacerla elegible. El presidente trabó amistad con sus rivales, especialmente con Jacques Chaban-Delmas, e hizo de su mandato un momento único. Desde su fallecimiento, su ciudad natal, Jarnac, es un lugar habitual de peregrinación. Muchos rinden cada año homenaje al presidente Mitterrand, un hombre único que supo moverse bien para lograr lo que quería en la vida.
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