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Primera parada de la derecha hacia el Elíseo

En lo que parecía un duelo claro entre el ex-presidente francés Nicolas Sarkozy y el que fuera su ministro de Exteriores Alain Juppé, la sorpresa ha roto el saco y ha cambiado todos los pronósticos. François Fillon, primer ministro galo entre 2007 y 2012, venció anoche ampliamente la primera vuelta de las elecciones primarias de la derecha y el centro, con un 44% de los votos, y se jugará el próximo domingo completar la conquista de una candidatura que parecía imposible hace dos semanas. La noche también estuvo protagonizada por la humillante derrota a Sarkozy, que no consiguió levantar el vuelo y se queda fuera del balotaje, en lo que parece el final definitivo de su carrera política. La derecha se manifestó ayer masivamente en las urnas, como un previo al asalto definitivo al poder en las próximas presidenciales.

De nuevo, las encuestas, que durante meses habían mostrado un enfrentamiento en segunda vuelta entre Sarkozy y Juppé, se equivocaron claramente. La última encuesta para la primera vuelta mostraba a François Fillon, el gran ganador de la noche, ligeramente por delante, y con un empate técnico entre Sarkozy y Juppé, que lucharían a brazo partido para entrar a la segunda vuelta definitiva. Sin embargo, los resultados fueron muy diferentes, y la primera tendencia se amplió hasta dar los resultados definitivos. Fillon, un león de la derecha francesa, figura frecuente de la política del país desde hace dos décadas, aprovechó el voto en contra a Sarkozy y la pérdida de potencia de los demás candidatos menores para lograr una victoria contundente e inesperada que deja las primarias vistas para sentencia. 1.757.661 personas apoyaron al ex-primer ministro.

Le acompañará en la vuelta definitiva Alain Juppé, en una noche amarga a pesar de haber conseguido la calificación. El alcalde de Burdeos llegaba como favorito máximo a la primera vuelta, esperando ganarla ampliamente y lograr una ventaja moral amplia de cara al balotaje, y obtuvo finalmente un 28,66% de los apoyos. La decepción fue tal que Juppé consideró seriamente hasta el último momento renunciar a participar en la segunda vuelta, ante la enorme ventaja obtenida por François Fillon, que se antoja insalvable en una semana. En su intervención ante la prensa y ante sus simpatizantes, Juppé anunció que había decidido continuar el combate, resuelto a morir matando, y a intentar un último impulso que pueda llevarle a conseguir una candidatura que daba por hecha hace 48 horas y que ahora parece escaparse a pasos agigantados.

El ex-primer ministro francés François Fillon celebra su victoria en la primera vuelta de las elecciones primarias de la derecha francesa

Sin duda, sin embargo, el gran derrotado de la noche fue el ex-presidente de la República Nicolas Sarkozy. Sarkozy ralentizó su entrada en las primarias hasta el final, y para muchos esto condicionó seriamente sus posibilidades. A la vista de los resultados, obteniendo un 20,6% y no llegando al millón de los votos, el ex-presidente sobrestimó su verdadera fuerza, y no fue consciente de la cantidad de voto en contra que tenía por ser él. Sarkozy lo intentó hasta el final, e intentó convencer a sus apoyos de que la victoria en segunda vuelta todavía era posible. Sin embargo, al final, la derrota fue más dura, y las caras en el cuartel general del mandatario lo decían todo. Su discurso de despedida, en el que agradeció a su familia por su sacrificio y en el que anunció su apoyo a Fillon, tuvo la forma y las palabras del cierre definitivo de una carrera política de luces y sombras en la que reunió tanto partidarios fervientes como críticos acérrimos, y en la que no dejó a nadie indiferente.

Todo parecía preparado para que el ex-presidente, derrotado por la mínima en 2012, volviera aclamado a la candidatura conservadora tal y como lo hizo al recuperar la presidencia de su partido en 2014. Sin embargo, las circunstancias fueron diferentes a las que él pensaba. La gran ventaja inicial que Alain Juppé, uno de sus principales críticos, había cultivado, y la sensación general de que los simpatizantes conservadores ya no querían que él les representara fueron muy potentes. Sus rivales salieron en tromba contra él, cuestionando su idoneidad para presentarse ante la pluralidad de casos judiciales abiertos contra su persona y reforzando el discurso de que Sarkozy era parte del pasado político de Francia. No sirvió para nada la campaña del ex-presidente ni el tono mesiánico que demostró en algunas entrevistas afirmando que él era el único que sabía ganar a Le Pen. Con su derrota definitiva, acaba una era en el país vecino.

La amplia victoria de Fillon se entiende también por el hundimiento de los candidatos menores. Un total de siete personas se presentaron a la primera vuelta de las primarias, pero ninguno de ellos obtuvo un resultado por encima del 2% de los votos. Otra de las principales decepciones fue la de Bruno le Maire, ex-ministro, que esperaba ser la sorpresa, y que se clasificó en quinta posición. Los demás obtuvieron resultados bastante cortos. Los analistas señalaban que mucho de este voto se ha ido a Fillon, 14 puntos por encima de la última encuesta. La noche de ayer fue amarga para todos los candidatos menos para el ganador, ya que ninguno llegó a conseguir sus expectativas, y probablemente ninguno de ellos pueda representar a la derecha en las próximas elecciones presidenciales.

Nicolas Sarkozy y François Fillon, durante un acto en la presidencia del primero

El triunfo de François Fillon, contundente e innegable, ha sido la última etapa de una carrera de fondo que empezó en mayo de 2012, con la victoria electoral de François Hollande y la salida de Nicolas Sarkozy del Elíseo. Fillon había sido primer ministro con el ex-presidente durante los cinco años de su mandato, y había salido muy quemado. Sarkozy tenía a Fillon como un colaborador más, lo que se reflejó en la afirmación -"Él ejecuta, yo decido", reduciendo el papel del primer ministro a un mero secundario. Fue solamente tras la derrota de Sarkozy que Fillon se puso manos a la obra para conquistar el poder en el partido. A pesar de su corta derrota en su ambición por conquistar el control del partido en noviembre de 2012, Fillon no cejó en su empeño, y ha continuado en el primer plano de la política francesa, siendo muy crítico con el gobierno socialista, y sin hacer demasiado ruido hasta que ha conseguido el espaldarazo definitivo.

Ideológicamente, Fillon representa una derecha conservadora y nacionalista que apela a la unidad del país. Como primer ministro, fue el responsable de la expulsión sistemática de gitanos rumanos en 2010, y declaró en 2013 que había demasiados migrantes en Francia. Ha prometido un referéndum para que los franceses decidan sobre el sistema de cuotas de acogida de refugiados. Respecto de Europa, no se trata de uno de los mayores defensores del proyecto comunitario, pero en ningún momento ha jugado con la eurofobia. Como parlamentario, se opuso a la ley de matrimonio homosexual, señalando que esto iba contra la herencia de la sociedad gala. También ha instado a una mayor colaboración con Rusia, y ha prometido dureza en la lucha contra el terrorismo islamista. Se trata por tanto de un líder fuerte con guante de seda, que ha prometido eliminar la mayor parte de las reformas socialistas, y que tiene muchos números para ser el próximo presidente de la República.

Su ventaja en primera vuelta se antoja insalvable, y más después de que los candidatos eliminados le apoyasen unánimemente con una excepción, la de Nathalie Kosciusko-Morizet, que se colocó del lado de Alain Juppé. El siguiente paso son las elecciones presidenciales de 2017, en las que el ganador de las primarias se enfrentará previsiblemente a Marine le Pen. Estas elecciones enfrentarán dos modelos de de derecha. Si gana Juppé, el programa que presentará buscará atraerse a un público más amplio, desde descontentos de la izquierda hasta moderados pasando por centristas. Fillon, en cambio, es definido como un conservador en lo social y un liberal en lo económico, que lleva mucho tiempo preparando su campaña. Lo que habrá que ver ahora es si el previsible candidato de la derecha tiene suficiente perfil para ganar a Marine le Pen en segunda vuelta.

En todo caso, quedan varios días para que se celebre la vuelta definitiva de las elecciones primarias, con un debate incluido que se producirá el jueves, pero ya puede constatarse el éxito de este tipo de elección, realizada por primera vez en el seno de la derecha. Se ha demostrado que el formato de las primarias abiertas, en las que puede participar todo aquel que quiere, implica al electorado y reduce el poder del partido de masas. Por eso, sería interesante exportarlo, como una forma de volver a hacer la política accesible y vistosa para todos. Este domingo, los simpatizantes de la derecha y el centro de Francia están emplazados a elegir al que previsiblemente será el próximo presidente de la República. Todos estarán atentos a un resultado que puede cambiar Europa.

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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

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