No era el primer acto emotivo de la semana. El martes, Barack Obama reunió a sus simpatizantes a lo largo del país en Chicago, "la ciudad en la que empezó todo", para realizar el discurso de resumen de su presidencia. Durante aquella intervención, hubo muchos momentos en los que el presidente no pudo reprimir las lágrimas, sobre todo en la mención a su esposa, Michelle, y a Joe Biden, de quien dijo que había sido la primera decisión que había realizado como nominado, y la mejor. Ciertamente, la fluida relación entre Obama y su vicepresidente no ha tenido precedentes recientes, y su relación ha sido definida por algunos medios como bromance, un romance de hermanos, que ha hecho posible una estabilidad institucional muy importante para Estados Unidos durante los ocho años que ha durado la administración Obama.
Joe Biden, senador por Delaware desde 1973, se había lanzado por segunda vez en su vida a la consecución de la nominación a la presidencia. En 1988, se había presentado, pero el resultado fue caótico, y tras sufrir una dolencia cerebral que a punto estuvo de ser mortal, retiró su candidatura. En 2008, con 20 años más, decidió volver a dar el paso, con un resultado similar, y tras el caucus de Iowa, que significó la primera, y sorprendente, victoria del entonces desconocido senador por Illinois Barack Obama, Biden se retiró de la carrera presidencial. Solamente había conseguido ser quinto. Sin embargo, aquel no sería el final de la andadura de Biden, que fue elegido en agosto por Obama como su candidato a la vicepresidencia. La veteranía del senador Biden, su capacidad de conquistar los votos de los sectores white collar, y su dureza personal contra el nominado repubicano, John McCain, fueron fundamentales para su elección.
Joseph Robinette Biden Jr. nació en Scranton, Pensilvania, el 20 de noviembre de 1942. En 1970, comenzó su andadura en la política de su estado de adopción, Delaware, en el que estuvo más cerca de los republicanos, representados por el moderado Russell Peterson, que de los demócratas, cuyo gobernador, Charles Terry, proponía políticas conservadoras y racistas. En 1972, fue el candidato demócrata a las elecciones al Senado en Delaware, batiendo por sorpresa al senador saliente, el republicano J. Caleb Boggs, que había permanecido en el cargo desde 1961. Con apenas 30 años de edad, Biden se convirtió en senador, cargo para el que sería reelegido hasta en seis ocasiones, provocando que, en el momento en el que dimitió para convertirse en vicepresidente, fuera el cuarto senador en veteranía de toda la cámara.
Antes de tomar posesión, el joven Joe Biden sufrió una tragedia personal, cuando su esposa y su hija de un año fallecieron en un accidente de tráfico que dejó heridos a sus dos hijos, Beau y Hunter. Biden, que se planteó dimitir como senador electo para poder encargarse de sus hijos, tomó posesión en la capilla del hospital en que éstos estaban ingresados, y durante los primeros años de su mandato, llegaría a dejar en suspenso trabajo en el Senado cuando sus hijos le necesitasen. Tres años después del accidente, sin embargo, el senador conoció a Jill Jacobs, con la que contraería matrimonio en 1977. Para muchos de los biógrafos de Biden, el encuentro y posterior unión con Jill fue fundamental para que Biden recobrara el interés por la política y por la vida en general.
Tras el fracaso de su campaña presidencial de 1988, Joe Biden pasó a ser miembro del Comité Judicial del Senado, encargado de realizar los exámenes de confirmación a los candidatos propuestos por el presidente a juez federal e incluso a jueces del Tribunal Supremo. Biden presidió este comité durante dos exámenes fundamentales a candidatos al Supremo, el de Robert Bork, un magistrado muy conservador cuya nominación fue finalmente rechazada, y el de Clarence Thomas, sobre el que pesaban acusaciones de acoso sexual, pero que finalmente fue nombrado juez. Ambas sesiones aumentaron el prestigio de Biden, que fue nombrado posteriormente miembro del Comité de Política Exterior de la cámara, en la que asumió una postura liberal internacionalista que chocaba en algunos momentos con miembros de su partido.
Su vida cambió definitivamente el 20 de enero de 2009, fecha en la que se convirtió en el 47º Vicepresidente de los Estados Unidos. Desde su puesto, Biden ha sido una figura clave de la administración Obama, asumiendo un rol discreto pero fundamental en el consejo diario al presidente, negociando en el Congreso las leyes centrales de la presidencia, y utilizando su influencia y buena relación con los miembros republicanos de ambas cámaras cuando el GOP ganó las midterms de 2010. En 2012, fue de nuevo elegido como running mate de Obama, y su actuación en el debate contra el nominado a la vicepresidencia republicano, Paul Ryan, fue fundamental para que el dúo demócrata volviera a ganar las presidenciales, por más margen de lo esperado, frente a Mitt Romney.
Su segundo mandato como vicepresidente estuvo marcado por las especulaciones sobre una posible candidatura a la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones de 2016, como contrapunto a Hillary Clinton en las primarias demócratas, y por el fallecimiento de su hijo mayor, Beau, el 30 de mayo de 2015 por un cáncer cerebral. La muerte de Beau devastó de nuevo a Joe Biden, y fue fundamental para que el 21 de octubre, acompañado por su mujer y por el presidente Obama, anunciase en una rueda de prensa en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca su decisión de no participar en las primarias demócratas, renunciando de esta manera a convertirse en presidente de manera definitiva, y empezando a recibir homenajes aún en el poder.
El pasado 7 de diciembre, el Senado en pleno rindió un homenaje a Joe Biden, en forma de irish wake. Todos, demócratas y republicanos, atestiguaron su aprecio por el vicepresidente saliente, destacando su carácter reformista y dialogante y su sonrisa perenne. El próximo 20 de enero, Biden será sustituido en el cargo por Mike Pence. Sin embargo, su ejemplo y su gestión permanecerán en la historia de su país y de su cargo por muchas generaciones. John Adams, el primer vicepresidente, escribió que ese cargo era el más insignificante de la historia. No ha sido cierto para Joe Biden, que lo ha mimado y ennoblecido, dándole un nuevo significado que será difícil de borrar.
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