Las vueltas al mundo

Relaciones internacionales

Lo que no vas a leer en las noticias de los diarios

Los demócratas, en busca del futuro

El Partido Demócrata norteamericano sigue en shock tras la inesperada victoria de Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales, y a escasos días de que el magnate tome posesión como nuevo presidente de los Estados Unidos, intentan tomar posiciones para llevar a cabo una oposición lo más eficaz posible al nuevo gobierno. Mientras los sucesivos editoriales y spin doctors llaman a los demócratas a animarse y a recuperar la fuerza tras la derrota electoral, el partido busca sus nuevas referencias, con una batalla abierta por el liderazgo, y tratando de reconstruirse a tiempo para poder llegar con opciones a las midterms de 2018, siguiente cita electoral que puede cambiar el tablero político del país.

La victoria de Trump trajo consigo una desorientación profunda en el bando contrario. Nunca antes el Partido Demócrata se había venido abajo de tal manera tras una derrota electoral, pese a lo contundente de algunas de las pasadas. El recuento electoral trajo consigo derrotas en estados con los que los demócratas contaban, como Pensilvania o Michigan, que habían sido durante muchos años blue states. Tras los primeros días, muchos demócratas se refugiaron en señalar que más gente había votado a Hillary Clinton que a Donald Trump, y así fue. El sistema americano, que prima el colegio electoral, es decir, el voto de los estados, sobre el voto popular, ha castigado en numerosas ocasiones a candidatos perdedores, a los que ha votado más gente pero que no serán presidentes. Hillary Clinton obtuvo casi 3 millones de votos más que su rival.

Los recuentos en estados clave y la investigación del Senado respecto de la injerencia rusa en las elecciones han mantenido entretenidos a muchos demócratas mientras Trump ha ido nombrando su gobierno. Sin embargo, y a medida que pasa el tiempo, las voces molestas aumentan. Muchos son los que afirman que los demócratas no han analizado las razones reales que les llevaron a perder estados clave, incluidos los del Rust Belt, que fueron decisivos en la derrota electoral de la candidata. Tras las elecciones, muchos representantes de esos estados salieron a los medios a declarar que habían avisado al Partido Demócrata de que había un problema serio en estados como Michigan, y que ellos no les habían escuchado.

Simpatizantes del Partido Demócrata, durante la noche electoral del 8 de noviembre de 2016

Una de las principales razones, si no la principal, de la derrota electoral de Hillary Clinton fue el exceso de confianza en las filas demócratas. La sucesión de escándalos sexuales afectando a Donald Trump y sus polémicas intervenciones crearon entre los altos cargos del partido y sus simpatizantes una sensación de seguridad en que el miedo a una presidencia del magnate llevaría finalmente a la antigua secretaria de Estado al Despacho Oval pese a sus errores. Esa estrategia se quebró semana y media antes de las elecciones, cuando el FBI, en un movimiento muy criticado, anunció la reapertura de las investigaciones por los correos electrónicos de Hillary Clinton. De nada sirvió el esfuerzo posterior de la campaña en reconducir la situación y en insistir en las causas judiciales contra Trump. Hillary Clinton estaba ya perdida.

Tampoco ayudó el perfil de la candidata. Pese al gran número de apoyos obtenidos por ella, la ausencia de rivales importantes en las primarias demócratas que pudieran complicarle la victoria no fue buena para ella. El senador Bernie Sanders fue un rival potente, y en algunos momentos su victoria se vio posible, pero consiguió fácilmente la nominación. La campaña de 2008, en la que Hillary Clinton no había sufrido la erosión de cuatro años como secretaria de Estado pero en la que fue derrotada por Barack Obama, no fue tomada como ejemplo de lo que no había que hacer. La ex-secretaria de Estado tenía en su contra a mucha gente que no quería verla como presidenta, y desde la campaña no fue posible lanzar un mensaje positivo que pudiese calar en la población y contrarrestar el mensaje negativo lanzado por la campaña de Trump. Esto repercutió seriamente en las opciones reales de Clinton, y nadie fue capaz de verlo hasta que fue demasiado tarde.

El Partido Demócrata apareció en estas elecciones como una formación envejecida y sin nada nuevo que ofrecer. El hecho de que la renovación viniera de la mano de un senador de 70 años como Bernie Sanders es un síntoma muy grande de cuál es la actual situación de los demócratas, y de cuál debe ser el primer elemento que se cambie en la formación si quiere estar en condiciones de volver a luchar por la victoria en las presidenciales de 2020. Para ello, el primer paso debe ser el reconocimiento de errores en la campaña presidencial del año pasado. El Partido Demócrata necesita dejar de lamerse las heridas, pasar página, y salir al ataque.

El congresista demócrata por Minnesota Keith Ellison y el senador Bernie Sanders

En el sentido de la renovación, el Partido Demócrata tiene una cita ineludible a finales de febrero, con la elección de su nuevo presidente. Para este concurso, el principal favorito es el congresista por Minnesota Keith Ellison. Ellison es afroamericano y musulmán, y tiene el apoyo del sector más progresista del partido, representado por Bernie Sanders, que fue uno de sus primeros apoyos. Otros candidatos son el actual secretario de Trabajo Tom Perez y el alcalde de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg. Figuras relevantes del Partido Demócrata, como el antiguo presidente del DNC Howard Dean o el senador Sanders rehusaron a participar en esta elección, que sin embargo es crucial para el futuro inmediato de la formación y para el rumbo que vaya a tomar en los próximos años.

Al mismo tiempo, muchos buscan identificar al próximo líder demócrata. Solamente una persona, el vicepresidente Joe Biden, ha anunciado su intención de presentarse a las próximas elecciones presidenciales. También suenan la senadora Elizabeth Warren, el gobernador de Colorado John Hickenlooper o incluso el actor George Clooney, que siempre ha estado muy vinculado con el Partido Demócrata. El liderato de la formación está en duda, y es importante ante la nueva situación generada que los demócratas tengan una figura clara a la que mirar, y que pueda dirigir de forma efectiva la oposición al gobierno de Trump, tanto en las sesiones de confirmación en el Senado de los miembros de su administración como en el día a día del ejecutivo. La victoria de Trump ha generado mucha desesperación en una parte de la sociedad americana, y es necesario que haya un Partido Demócrata fuerte que pueda contrarrestar las medidas más impopulares.

Las elecciones de 2018 son una cita crucial para los demócratas. En ellas, se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. Si Trump comete suficientes errores como para convertirse en un presidente impopular, los demócratas podrían recuperar el control de ambas cámaras, y dejar al próximo presidente en minoría, con un Congreso contrario a sus medidas. Esto podría facilitar una victoria en 2020. Éste debe ser el objetivo para los demócratas, que deben salir de su letargo, y constatar que, pese a que Donald Trump esté en la Casa Blanca, las cosas pueden cambiarse en estos cuatro años.

Share this:

ABOUTME

Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

JOIN CONVERSATION

    Blogger Comment
    Facebook Comment

0 comentarios:

Publicar un comentario