La canción "Bread and roses", interpretada por Judy Collins
La mayor parte de los grandes eslóganes de la historia, sobre todo en la movida política de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, proceden de cantos gospel de las iglesias. Fue el caso del famoso canto de los derechos civiles "We shall overcome", declamado por el reverendo Martin Luther King Jr., convertido en canción por Pete Seeger, y popularizado durante la lucha por el reconocimiento de la igualdad racial. Cuando, en 1965, tras conversaciones con Luther King, el presidente Lyndon Johnson decidió aprobar una ley para permitir que los negros pudiesen votar, trianguló en su discurso, y dijo "We shall overcome" en el Capitolio de Estados Unidos para conectar con esa parte de la sociedad.
Sin embargo, uno de los eslóganes menos conocidos pero más potentes tiene un origen reivindicativo. Se trata de "Bread and roses", acuñado por una de las dirigentes sindicales más importantes de Estados Unidos durante los años 10, Rose Schneiderman. Schneiderman, además de luchar por los derechos de los trabajadores, era una de las mayores activistas para el reconocimiento del derecho al voto para las mujeres. Fue en esa lucha cuando pronunció un discurso cuya parte clave fue "The worker must have bread, but she must have roses, too", que se traduciría como "El trabajador debe tener pan, pero ella debe tener también rosas". El origen de esa expresión era un poema de James Oppenheim.
Este discurso se enmarcó dentro de la huelga del sector textil en Massachusetts en 1912, organizada por Industrial Workers of the World, un grupo sindical, que se conoció como "Bread and roses strike", o lo que es lo mismo "La huelga del pan y las rosas". Fue una huelga realizada mayoritariamente por inmigrantes, que eran los que conformaban la mayor parte de la mano de obra de ese sector productivo, en que pedían un pago justo y una semana de 54 horas de trabajo. En esa huelga tuvo mucha importancia el papel de las mujeres de los huelguistas, en cuyo contexto se acuñó esa frase. Se trataba de mejorar las condiciones de los trabajadores, pero de tener en cuenta también a sus mujeres.
El canto poético siguió avanzando en la historia hasta que en 1974, una cantante magnífica llamada Mimi Fariña, la hermana de Joan Baez, le puso música a la letra, y además tomó el nombre de Bread and roses para crear una ONG encaminada a llevar música a lugares donde inicialmente no llegaba, como las cárceles o los hospitales. Una ONG que empezó en San Francisco, pero que posteriormente se expandió por todo el país. Mimi Fariña se dedicó en cuerpo y alma a dirigir la organización, hasta su fallecimiento, en 2001, a la edad de 56 años. La ONG sigue activa, produciendo más de 500 acontecimientos musicales cada año.
Recientemente, se estrenó en España una estupenda película británica llamada "Pride", que relata la historia real de cómo una asociación llamada Gays y Lesbianas Apoyan a los Mineros colaboró con los mineros galeses durante la huelga en ese sector que duró entre 1984 y 1985, en pleno thatcherismo. En una de las escenas más emotivas de la película, una reunión del Comité de Huelga desemboca en una interpretación a capela de "Bread and roses" que pone los pelos de punta, y que es lo mejor de una gran cinta que es muy recomendable.
En definitiva, cuando Rose Schneiderman pronunció las palabras "Bread and roses" en su discurso, estaba abriendo una nueva era en el reconocimiento de los derechos de la mujer, en mínimos a principios del siglo XX, y que aumentaron exponencialmente con el paso de los años, pese a que aún se está muy lejos de la igualdad real. La lucha por la dignidad y por el respeto en el trabajo y fuera de él empezó a reivindicarse en los primeros años del pasado siglo, y fueron pequeños actos como los de las mujeres en las huelgas los que lo hicieron posible. Y al final quedó claro que es tan importante el pan como las rosas.
El pedazo de la película "Pride" en que se canta "Bread and roses"
Recientemente, se estrenó en España una estupenda película británica llamada "Pride", que relata la historia real de cómo una asociación llamada Gays y Lesbianas Apoyan a los Mineros colaboró con los mineros galeses durante la huelga en ese sector que duró entre 1984 y 1985, en pleno thatcherismo. En una de las escenas más emotivas de la película, una reunión del Comité de Huelga desemboca en una interpretación a capela de "Bread and roses" que pone los pelos de punta, y que es lo mejor de una gran cinta que es muy recomendable.
En definitiva, cuando Rose Schneiderman pronunció las palabras "Bread and roses" en su discurso, estaba abriendo una nueva era en el reconocimiento de los derechos de la mujer, en mínimos a principios del siglo XX, y que aumentaron exponencialmente con el paso de los años, pese a que aún se está muy lejos de la igualdad real. La lucha por la dignidad y por el respeto en el trabajo y fuera de él empezó a reivindicarse en los primeros años del pasado siglo, y fueron pequeños actos como los de las mujeres en las huelgas los que lo hicieron posible. Y al final quedó claro que es tan importante el pan como las rosas.
ABOUTME
Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
0 comentarios:
Publicar un comentario