Henry Agard Wallace era uno de
los hombres más poderosos de los Estados Unidos en 1944, y por consiguiente del mundo. Un mundo en guerra en
el cual la entrada americana en la Segunda Guerra Mundial había cambiado
completamente el conflicto bélico, a partir del ataque de Pearl Harbor. Los
Estados Unidos eran ya el país determinante en todas las relaciones
internacionales. Wallace se había convertido en vicepresidente de los Estados
Unidos en el año 1941, cuando su antecesor John Nance Garner fue derrotado por
el presidente Franklin Delano Roosevelt en la Convención Demócrata del año
anterior, y desde entonces se convirtió en una auténtica revelación, y en una
de las caras de la gestión demócrata.
Wallace levantó ampollas desde el
primer momento entre los sectores más conservadores del Partido Demócrata,
porque era un liberal, en el sentido más americano del término, lo que en
España se entendería como progresista. Había sido secretario de Agricultura
durante los primeros 8 años de Roosevelt, dirigiendo políticas progresistas e
innovadoras en este sentido en el país, era francmasón, y estaba muy
comprometido con las políticas del “New Deal” del presidente. En marzo de 1942,
pronunció el que fue su discurso más conocido, que fue bautizado como el
discurso del siglo del hombre común. En él, señaló además que la guerra era un
conflicto entre los estados esclavos y el mundo libre, y habló de la libertad.
Su popularidad entre los americanos era superior al 60%, y muchos le tenían
como el político que debía suceder a un líder tan carismático como Franklin
Roosevelt.
Franklin Delano Roosevelt se
había convertido en el primer presidente de los Estados Unidos perteneciente al
Partido Demócrata en 12 años. Había sido gobernador del estado de Nueva York,
subsecretario de Marina y candidato a vicepresidente en 1920, junto con James
Cox, aunque el tándem demócrata fue derrotado por Warren Harding y Calvin Coolidge, los candidatos republicanos. El ‘crack’ del 29 debilitó enormemente al
presidente republicano Herbert Hoover y colocó a los demócratas en una
inmejorable situación para recuperar la presidencia. En 1932, Roosevelt fue
nominado a la presidencia, y logró un resultado increíble, el mejor que un
demócrata haya logrado jamás: 42 estados de los 48 que formaban los Estados
Unidos, y un 57% de los votos totales. La principal medida llevada a cabo por
FDR en su primera presidencia fue el “New Deal”, una serie de medidas
económicas que crearon empleo y resolvieron la situación financiera en el país.
A partir de la entrada en la guerra de Estados Unidos, Roosevelt realizó un
liderazgo audaz cuyo objetivo era asegurar la paz en Europa al término del
conflicto.
Sin embargo, y tras ganar tres
elecciones seguidas, la salud del presidente Roosevelt comenzó a empeorar en
1940. A la poliomielitis que le postró en una silla de ruedas se unieron una
serie de dolencias, como la arterioesclerosis, la alta tensión, y una
enfermedad arterial que le provocó una angina de pecho. A medida que el estado
físico del presidente fue deteriorándose, la influencia de Wallace en las
labores de gobierno fue aumentando, y con ello la preocupación de los miembros
más a la derecha dentro del Partido Demócrata, sobre todo los sureños, que
veían que el desenlace final de la vida del presidente podía ser inminente, y
que en ese caso Henry Wallace sería el presidente. El objetivo, una vez quedó
descartado que Roosevelt destituyese a Wallace, pasó a ser descabalgar al
vicepresidente del ‘ticket’ de 1944. Ya en la convención de 1940, los sureños
protestaron contra la designación del candidato a vicepresidente, estando a
punto de provocar que el propio Roosevelt renunciase a su nominación, aunque el
ticket fue entonces Roosevelt- Wallace.
La Convención del Partido
Demócrata para designar a los candidatos a presidente y vicepresidente de los
Estados Unidos en las elecciones de 1944 se celebró en Chicago en julio de ese
año. Franklin Roosevelt se encontraba fuera, en un viaje junto al general
Douglas MacArthur en el Pacífico, y por tanto no asistió a la convención, en la
que fue nominado por cuarta vez como candidato presidencial sin problemas. El
auténtico juego estaba en la nominación vicepresidencial. Hicieron falta tres
escrutinios para elegir al candidato. En el primer escrutinio, el ganador fue
Henry Wallace, por más de 100 votos, frente al ‘dark horse’, el que se suponía
que era el candidato de los sureños, el senador por Missouri Harry Truman. Sin
embargo, a partir del segundo escrutinio, Truman superó a Wallace por cuatro
votos y medio. Quedaba el vuelco grande, en el tercer escrutinio, en la cual el
senador por Missouri logró una victoria aplastante por 1031 votos frente a 135
logrados por el vicepresidente Wallace, y se convirtió así en el nominado a
vicepresidente junto a Roosevelt. Triunfaba así la rebelión interna para
garantizarse el control del partido a la muerte del presidente.
Los movimientos para desplazar a
Henry Wallace de la nominación vicepresidencial y alzar a ella a Harry Truman,
desconocido por muchos, se iniciaron poco antes de la convención. El objetivo era
que Roosevelt convenciese a Wallace de que renunciase a la nominación, y aunque
esto no se consiguió, sí que se logró que el presidente dejase de confiar en su
vicepresidente, proponiéndole los nombres de Truman y del subsecretario de
Justicia William Douglas como posibles sustitutos. El autor Robert Ferrell
habló de una auténtica conspiración, liderada entre otros por Robert Hannegan,
secretario general del Partido Demócrata; Edwin Pauley, tesorero demócrata; y
Frank Walker, secretario de Correos, que desde un principio quisieron nominar
al senador Truman, teóricamente más manejable, y que lograron convencer a
Roosevelt de aceptarle. La operación no se hizo pues a espaldas del presidente.
Ferrell calificó la operación para descabalgar a Wallace como “una de las
grandes historias políticas de nuestro siglo”.
Finalmente, el tándem compuesto
por Franklin D. Roosevelt y Harry Truman venció sin problemas las elecciones de
1944 frente a los republicanos Thomas Dewey y John Bricker. Roosevelt se
convirtió así en el primer presidente elegido cuatro veces para tal cargo,
aunque no pudo prácticamente comenzar su cuarto mandato, pues falleció el 12 de
abril de 1945, fecha en la cual Harry Truman le sucedió como presidente, 82
días después de su toma de posesión como vicepresidente, y culminando el plan
de los conspiradores. Henry Wallace, por su parte, intentó infructuosamente
convertirse en presidente en las elecciones de 1948, como candidato del Partido
Progresista, y fue alejándose de la ortodoxia demócrata, apoyando la Guerra de
Corea y a Eisenhower y Nixon como candidatos presidenciales, si bien alabó
posteriormente a Kennedy como el líder de una nueva era. Falleció en 1965,
veinte años después de haber perdido la oportunidad de ser presidente. Uno de
los principales conspiradores, Hannegan, mostró su voluntad de que su epitafio
fuera “Aquí descansa el hombre que detuvo a Henry Wallace de convertirse en
Presidente de los Estados Unidos”.
ABOUTME
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