Un grupo de inmigrantes, rescatado en Italia
La inmigración ilegal que llega a Europa por medios marítimos ha sido sin duda una de las protagonistas tristes de la semana desde el punto de vista internacional. El naufragio de varias embarcaciones llenas de inmigrantes cerca de las costas de Italia, el más grave causó más de 800 muertos, ha vuelto a poner en el tablero europeo este problema, que regresa de manera cíclica. No parecen tener memoria los líderes de la Unión Europea, que cada vez que hay una situación de este tipo, se ven obligados a reunirse de inmediato, como en esta ocasión, para aprobar un plan de contingencia que intente arreglar la situación.
La inmigración ilegal que llega a Europa por medios marítimos ha sido sin duda una de las protagonistas tristes de la semana desde el punto de vista internacional. El naufragio de varias embarcaciones llenas de inmigrantes cerca de las costas de Italia, el más grave causó más de 800 muertos, ha vuelto a poner en el tablero europeo este problema, que regresa de manera cíclica. No parecen tener memoria los líderes de la Unión Europea, que cada vez que hay una situación de este tipo, se ven obligados a reunirse de inmediato, como en esta ocasión, para aprobar un plan de contingencia que intente arreglar la situación.
Ayer, los jefes de Estado y de
Gobierno de la zona euro se reunieron en Bruselas para dar luz verde a una
propuesta del ministro italiano del Interior, Angelino Alfano, que consiste en
destruir las barcazas de las mafias que transportan a los inmigrantes cuando
éstas estén vacías para intentar así debilitarlas. Para ello, los organismos
comunitarios aprobaron una generosa atribución económica para que este plan se
lleve a cabo y tenga el mayor impacto posible, persiguiendo el éxito.
En todo caso, parece una medida
con poca visión de futuro. No por destruirse barcazas, al fin y al cabo posesiones
físicas, se va a acabar con las mafias que se aprovechan de la desesperación de
los inmigrantes en países como Libia, Siria, Argelia o Marruecos para cobrarles
una gran suma de dinero e introducirles a todos en embarcaciones frágiles y
llenas de gente que tienen más opciones de hundirse que de llegar a destino. Es
ingenuo siquiera creer que esta acción supondrá un gran perjuicio a las mafias,
que tienen mucho dinero y que no tendrán problemas a la hora de adquirir nuevas
barcas y continuar sus prácticas delictivas de tráfico de seres humanos. Es
necesario combatir a las mafias, identificar a los cabecillas, y detenerles,
cualquier acción que no pase por esto será fallida.
Asimismo, el plan aprobado por
los altos cargos europeos incluye destinar dinero a los países de los que más
inmigrantes salen, que son entre otros Túnez, Egipto y Sudán, para que
refuercen sus fronteras y eviten que ciudadanos de sus países se adentren en el
Mediterráneo en busca de una vida mejor. El presidente de la Comisión Europea,
Jean- Claude Juncker, anunció que la partida presupuestaria dedicada a ello se
multiplicará por tres. Todos los países europeos que tengan recursos deberán
colaborar con el refuerzo del Plan Tritón, que vigila las costas de Italia, el
país al que más inmigrantes llegan, y con el plan de vigilancia marítima, que
incluye también la posibilidad de realizar acciones de salvamento marítimo
cuando sea necesario, tal y como ha sido esta semana.
Otra arista de este complicado
problema es qué hacer con las personas que llegan a las costas europeas
procedentes del Mediterráneo sin haber perecido en el trayecto. La mayor parte
de ellas son repatriadas a sus países de origen. Sin embargo, en cada vez más
casos, se están concediendo numerosos asilos políticos, porque en muchos casos
provienen de países en los cuales la situación interna es de guerra o de mucha
tensión. El problema es dónde se puede colocar a esa gente, dónde pueden
residir. El Partido Popular Europeo, mayoritario en el Parlamento Europeo,
propone un sistema de cuotas, por el cual los países con mayores recursos y PIB
acojan a más inmigrantes. En una entrevista al diario italiano La Stampa, el
comisario europeo de Interior, Dimitris Avramópoulos, negó este extremo,
afirmando que esas cuotas no podían imponerse, y que se aplicará un sistema de
reubicación voluntaria de los inmigrantes.
Por si fuera poco, en el drama de
la inmigración ilegal, también está presente el ISIS, más conocido como Estado
Islámico, el grupo terrorista más peligroso del mundo en estos momentos, y que
controla cuatro puertos libios que están cerca de las costas europeas. Los
objetivos de los terroristas se encuentran interconectados con los intereses de
los inmigrantes, dado que el dinero que estos últimos deben abonar para ser
embarcados financia en algunos casos objetivos terroristas. Es por ello que es
necesario que todo el mundo se ponga al trabajo, y que se luche también contra
el Estado Islámico para impedir que se aproveche de la necesidad.
El drama cotidiano que se produce
en las costas europeas cada vez que una embarcación de tamaño variable se hunde
con inmigrantes dentro, hombres, mujeres y niños, se ha acentuado por el
volumen de muertes de los últimos naufragios. Es en esta coyuntura en la que se
ha visto la disparidad de criterios existentes en la Unión Europea. Por un
lado, están Alemania y los países cerca de ella, como Holanda, que defienden
que no se debe dar más dinero a este respecto, en gran parte porque los
inmigrantes que se quedan en Europa suelen permanecer en esos países. No en
vano, Alemania es el país que más inmigrantes ilegales acogió en 2014, 202.645
según los últimos datos. España, por su parte, solamente concedió el asilo a 15
personas.
En el otro extremo, se encuentran los países del sur de Europa,
liderados por Italia, que pide más dinero y que no se les deje solos en la
lucha contra la inmigración, puesto que éste es un problema de todos. Ante los acontecimientos de esta semana, ha habido un esfuerzo hacia la unificación de criterios al respecto, aunque no exista en el fondo, puesto que, dependiendo de las sensibilidades políticas, algunos líderes son partidarios de impedir que los inmigrantes se ahoguen en las costas europeas, y otros pretenden evitar que esa inmigración se produzca. El periodista Iñaki Gabilondo, en su sección del diario "El País", se preguntaba francamente "¿Qué queremos de verdad, que no se ahoguen o que no lleguen a nuestras costas?". Ésta es una de las principales preguntas a responder en este tema.
Italia, por su posición geográfica, tiene que afrontar continuamente una tragedia tras otra en sus mares. Una de las zonas más golpeadas por la tragedia es la isla de Lampedusa. Allí, gobierna una alcaldesa ecologista perteneciente a una lista cívica llamada Giusi Nicolini, una mujer con un carácter potente y estupendo para remover conciencias. En febrero de 2013, en una intervención ante algunas autoridades europeas, lanzó una pregunta al aire -"¿Cómo de grande tiene que ser el cementerio en mi isla?". Meses después, en octubre, se produjo un enorme naufragio en la zona, y como siempre, ocurre, las autoridades se dieron cita en Lampedusa para dar sus condolencias. Nicolini tomó entonces la palabra, y exigió al entonces primer ministro italiano, Enrico Letta, que fuera a la zona a contar muertos con ella. A la siguiente tragedia, la alcaldesa, con humor negro, declaró ante la prensa -"Si los líderes quieren darme su pésame, que me lo envíen por mail".
De nuevo, sorprende la frialdad con la que algunos líderes tratan el tema de la inmigración ilegal, intentando siempre imponer el marco de que se trata de una amenaza a la seguridad global de la Unión Europea, y por ello, hay que combatirla sin piedad. Sin embargo, no hay que olvidarse de que los inmigrantes son personas, personas normales y personas desesperadas que han tocado fondo en sus lugares de origen, y que sueñan con llegar a Europa. Personas que son engañadas por mafias y grupos terroristas, que se arruinan para pagar un pasaje a un viaje incierto, para que su familia tenga un futuro mejor. Personas que en muchos casos no llegan a las costas, porque su barco naufraga, o porque mueren de hipotermia. Personas que, cuando consiguen llegar, son mayoritariamente expulsados de Europa, y vuelven a la casilla de salida, sin dinero y sin esperanzas.
No se trata de hacer una regularización masiva, sin ningún criterio, pero sería importante que a la hora de plantear una política comunitaria que debe implicar a todos los países europeos, sin ninguna excepción, se deje de ver la situación de la inmigración ilegal simplemente como un problema político, y se haga un esfuerzo por aplicar una visión humana para que el asunto se resuelva de la mejor manera posible.
ABOUTME
Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
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