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El milagro de Jeremy Corbyn

Jeremy Corbyn celebra su victoria en las primarias laboristas el pasado sábado

Parecía imposible al empezar el proceso de elecciones internas del Partido Laborista, pero al final, el sueño de un viejo parlamentario por Islington, un bonito barrio londinense con personalidad propia, se ha hecho una realidad. Jeremy "Jez" Corbyn, de 66 años, ha sido elegido líder laborista con un 59% de los votos totales, siendo elegido en primera vuelta frente al que era favorito al principio, el ex- ministro de Sanidad Andy Burnham; Yvette Cooper y Liz Kendall. No ha necesitado varias vueltas para confirmar un cambio absolutamente increíble, y que supone un giro en la tendencia de la socialdemocracia europea de los últimos años, cuyo resultado fue el descenso electoral brutal de casi todos los partidos de esta tendencia. 

La victoria de Jez Corbyn, cuyo lema no era otro que "Jez We Can", se ha confirmado al final de un acto multitudinario en Londres, que se celebró el sábado, y en el cual se ha evidenciado un cambio de etapa dentro del laborismo. Antes del anuncio, se ha producido un breve discurso del candidato del partido a la alcaldía de Londres, Sadiq Khan, hijo de inmigrantes indios, y la elección del "deputy leader" laborista, para el que se necesitaron tres vueltas, y que venció Tom Watson, que formará con Corbyn un dúo inesperado y que habrá que seguir con mucha atención. Finalmente, el auditorio ha explotado en gritos cuando Jim Kennedy, miembro del comité del partido, ha anunciado la victoria de Corbyn por un margen mucho mayor del esperado. El resultado también dejó claro que el New Labour, tendencia ideológica predominante en la formación desde 1994, con la elección de Tony Blair, se partió entre el candidato oficial, Burnham, e Yvette Cooper, lo cual hacía imposible el triunfo del primero. Era un hecho. Jeremy Corbyn había cambiado la historia. 

Analizando el resultado en detalle, éste no tiene desperdicio. Del 59% de votos que ha recibido Corbyn, un 49'6% han provenido de los miembros del partido, que han apoyado masivamente a los candidatos del 'establishment', Burnham y Cooper, frente a un 57'6% de votantes afiliados y un 83'8% de votantes que se han registrado para poder participar en el proceso. El nuevo líder laborista ha conseguido polarizar el voto, personalizando en él la ruptura con el pasado y el regreso a la izquierda, y ha desmentido todos los sondeos, que acertaron en pronosticar su victoria, pero no en su magnitud. En 1994, Tony Blair fue elegido por el 57% de los votos, frente a dos figuras del laborismo de aquella etapa como John Prescott y Margaret Beckett, en lo que significó una revolución; y 14 años después, Gordon Brown le sucedió sin ningún rival. Hace 5 años, los hermanos Miliband se enfrentaron, y Ed ganó a David por menos de un punto en las elecciones. El sábado, Corbyn batió un nuevo récord.

Jeremy Corbyn es un representante de lo que podría llamarse "nueva vieja izquierda". Se trata de una ruptura con los últimos años del Partido Laborista, que se especializó en la elección de líderes jóvenes, como Tony Blair o Ed Miliband, con una escasa identificación ideológica y huyendo del dogmatismo y de las ideas políticas clásicas de los laboristas. Corbyn marca una nueva generación, que es también en cierto modo la del pasado. 

Su candidatura, que solamente pudo ponerse en marcha tras el apoyo de una serie de parlamentarios, y que fue la última en pasar el corte, cambió absolutamente de tono la campaña y se centró en diez líneas maestras, como negarse a bombardear el Estado Islámico, realizar una moratoria contra el ‘fracking’, la eliminación del control en las fronteras y la impresión de dinero para invertir en infraestructuras. Realizó una enmienda a la totalidad a las propuestas del New Labour, prometiendo pedir perdón por la guerra de Irak, reexaminar el papel de Gran Bretaña en la OTAN, defender la permanencia en la Unión Europea en el referéndum proyectado para 2017, y negociar con Argentina por las Malvinas. Cuando la crisis de los refugiados estalló, en plena votación, Corbyn lanzó un mensaje compasivo y centrado en recibirles. Todo este tono consiguió convencer a una gran parte de los simpatizantes laboristas de lanzarse a votar por Corbyn. 

Esta victoria rompe también con la tendencia de la socialdemocracia europea, que se ha acostumbrado en estos últimos años a líderes que parecen haber renunciado a la izquierda. El mayor ejemplo es Matteo Renzi, primer ministro italiano, que fue elegido en 2013 como líder del principal partido progresista del país transalpino, el Partito Democratico, pese a proceder de partidos cercanos al centro – derecha. Es también el caso de Manuel Valls, primer ministro francés y probable candidato socialista a la presidencia en 2017, que pertenece al ala derecha del Partido Socialista, ha criticado abiertamente a la vieja izquierda y tiene ganas de que el partido siga girando al centro. En España, Pedro Sánchez lidera el PSOE desde julio de 2014, y a pesar de haberse declarado de izquierdas, su aparición con la bandera española de fondo durante su presentación como candidato socialista el pasado mes de mayo provocó numerosas críticas de los sectores republicanos de su partido, totalmente opuestos a él. Frente a todos ellos aparece Jeremy Corbyn, que ni es joven ni es ambiguo en torno a su posición política, y que puede servir como ‘wake up call’ al resto de partidos.

El Partido Conservador, en el poder desde 2010, ha respondido con todo a la victoria de Corbyn, como pronosticaba en un debate la candidata Liz Kendall. El primer ministro ‘tory’ David Cameron publicó un ‘tweet’ el domingo en que afirmaba que el nuevo líder laborista era un peligro para la seguridad nacional, y de manera similar se manifestaron el resto de dirigentes del partido. Sin embargo, en el fuero interno, los conservadores se frotan las manos con Corbyn como líder de la oposición, ya que deja un importante hueco al centro que éstos podrían intentar aprovechar para su propio beneficio electoral.. Hay que contar con que probablemente en las próximas elecciones parlamentarias el candidato conservador sea el actual alcalde de Londres, el popular Boris Johnson, lo cual condicionará mucho esa llamada a las urnas. Sin embargo, quedan 5 años de legislatura en los cuales Jeremy Corbyn va a tener que luchar mucho y demostrar si su liderazgo tiene suficiente fuerza.

Algo con lo que hay que contar es con que las próximas elecciones serán en 2020, y lo más probable es que Corbyn ni siquiera llegue a ser el candidato laborista en ellas. Pero su labor en el Partido Laborista es titánica, y puede ser muy positivo como un interregno entre dos formas de liderazgo, el de Blair, cercano al neoliberalismo y alejado de las bases, y un nuevo estilo del siglo XXI en el cual el Partido Laborista pueda reinventar la socialdemocracia. Todos los ojos están puestos en él, y hay muchas esperanzas. La pregunta es hasta dónde le dejarán llegar, tanto propios como extraños. 

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Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.

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