La infausta memoria de la dictadura nazi en Alemania sigue planeando sobre Europa décadas después. La integración europea, que trae consigo la cesión de independencia por parte de los países miembros y de la obligatoria adopción de las medidas comunes sobre determinados temas de importancia, ha provocado la aparición de una serie de partidos de una ideología de extrema derecha que prometen eliminar la presencia de su país en la Unión Europea y volver a hacerlo fuerte. El más famoso, y más exitoso de ellos, es el Frente Nacional francés. Sin embargo, y precisamente en Alemania, surgió el año pasado un movimiento político llamado PEGIDA, el acrónimo de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente, que clama contra la llegada de personas procedentes de los países islámicos y que ha ganado visibilidad a raíz de la criticada política migratoria de la canciller Angela Merkel y su posición de acoger a los refugiados que llegan de Siria. El movimiento político no esconde su filiación extremista, mientras cada vez más personas se suman a las manifestaciones organizadas por PEGIDA y asumen sus posturas.
Para muchos de los que profesan las ideas de PEGIDA, los brutales atentados del 13 de noviembre en París son una consecuencia directa de la "invasión islámica" de Europa. Muchas de las personas que defienden que el problema de los refugiados es en realidad una invasión encubierta del continente por parte de la sociedad islámica, y que los terroristas que atentaron en París llegaron dentro de ese grupo de refugiados. Los atentados que conmovieron al mundo han provocado un aumento de la islamofobia en Occidente. El mundo teme por su supervivencia, por su futuro, y necesitan alguien que les garantice la seguridad y que les permita echar la culpa, personificar un enemigo visible. En ese sentido, los países que han comenzado una nueva guerra en Siria contra ISIS insisten en que de este modo se garantiza la seguridad. En cuanto a la personificación del enemigo, ésa es una magnífica oportunidad para que partidos y movimientos sin escrúpulos y con demasiado odio en sus venas traten de inocular el odio al Islam y a la religión musulmana en la sociedad. A eso se quiere dedicar PEGIDA.
PEGIDA nació poco antes del estallido criminal que ha golpeado Francia y otras partes del mundo en este 2015. Su creación se produjo en el mes de octubre de 2014 en la ciudad alemana de Dresde, destruida hasta los cimientos por los bombardeos aliados al final de la Segunda Guerra Mundial, y su objetivo primordial era denunciar la islamización de Occidente. Persiguen que Alemania apruebe una legislación más dura contra inmigración, como ya tienen países como Australia y Canadá. Algunos de los miembros de la organización han participado en los ataques a centros de asilo de inmigrantes, que se multiplicaron en el primer trimestre de 2015, es ése su modus operandi. La primera muestra de fuerza de este grupo se produjo en Dresde en diciembre, con una masiva manifestación que reunió a 15.000 personas y que provocó las reacciones de los altos cargos de Alemania, como la canciller Angela Merkel o el presidente de la República Joachim Gauck. El grupo y su fuerza empezaron a preocupar a los que mandaban, y el número de gente que empezó a atraerse por ese movimiento que parecía decir cosas que todo el mundo entendía aumentó con el paso de las semanas.
El atentado que se produjo en la redacción de la revista francesa "Charlie Hebdo" el 7 de enero en París provocó numerosas protestas oficiales contra PEGIDA, a quien solicitaron que no actuase para utilizar los atentados en su propio beneficio y para alimentar su discurso. Sin embargo, aquella acción terrorista, cargó de razones a este grupo político y a sus simpatizantes, que afirmaron que ésa era la muestra de que el islamismo estaba conquistando sus objetivos. El movimiento experimentó, sin embargo, una importante derrota en el mes de enero. Entonces, su líder, Lutz Bachmann, tuvo que dimitir después de publicar en Facebook una imagen suya caracterizado como Hitler. Aquello vino a romper la imagen de seriedad que los mandatarios de PEGIDA querían dar, y dio argumentos a los que afirmaban que esta organización es una forma renovada de nazismo. Afortunadamente para sus intereses, llegó la crisis provocada por el enorme número de refugiados que llegan a Europa procedentes de Siria. Aquello significó un aumento de los mensajes xenófobos por parte de este grupo, y una nueva manifestación, aún más numerosa, que pidió deportaciones masivas en el país. PEGIDA tampoco perdió la oportunidad de aprovechar los atentados del 13 de noviembre en París para señalar que se habían producido por el aumento de la inmigración indiscriminada, y que la solución era ser inflexibles al respecto.
Además de PEGIDA, un movimiento político que no es un partido, existe una formación política que apareció en 2013 con motivo de las elecciones al Bundestag vencidas por la CDU de Angela Merkel, y que está ganando terreno. Se trata de Alternativa por Alemania (AfD), una organización que se define como euroescéptica y que nació con la voluntad de luchar contra el euro y por la restauración del marco alemán como la moneda en el país germano. En su nacimiento y primeros tiempos de vida, AfD era una formación política claramente rupturista con el euro, pero no era extremista. Algunos de sus miembros son antiguos afiliados de dos de los partidos conservadores en Alemania: la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) y el Partido Democrático Libre (FPD), y entre sus fundadores había profesores y economistas. Sin embargo, el surgimiento de PEGIDA, que les fue sustituyendo como referencia en el movimiento euroescéptico, provocó una serie de movimientos internos en el partido. En febrero, Bernd Lucke, uno de los fundadores del partido, y representante del sector moderado, pareció hacerse con las riendas, pero en julio, Frauke Petry, integrante de la parte más conservadora de la formación, consiguió desbancar a los moderados e imprimir a su partido la islamofobia reinante en una parte de la sociedad alemana. AFD ha pasado a convertirse, en palabras de su propio fundador, en "una mezcolanza de movimientos antioccidentales, xenófobos e islamófobos", y gracias a la nueva dirección, está más cerca de los postulados de PEGIDA.
El auge de formaciones políticas como PEGIDA o AfD en Alemania solamente se puede entender en un contexto de desencanto con las viejas formas de ejercicio público, y con una crisis de popularidad de la canciller Angela Merkel, que parecía invencible, pero a la que su gestión con el problema de los refugiados parece haber condenado al odio y al desprecio de una parte de la sociedad de su país. En 2013, derrotó ampliamente al Partido Socialdemócrata (SPD) en las elecciones, quedándose muy cerca de conseguir la mayoría absoluta. Desde entonces, gobierna en gran coalición con los socialdemócratas, que poco a poco parecen imprimir en Merkel su forma de ver el país. La canciller ha sido extremadamente inflexible en cuanto a política económica se refiere, y ha impuesto a Grecia el ajuste más duro posible, debido a la absoluta falta de sintonía entre el gobierno de Berlín y el de Atenas. Sin embargo, con el asunto de los refugiados, la canciller ha seguido al pie de la letra la política de cupos marcada por la Comisión Europea, y ello ha provocado encendidas reacciones en el ala derecha del país. El problema no es que las formaciones xenófobas no apoyen a la canciller, sino que las críticas llegan de su propio lado ideológico. Muchas personas insistían a Merkel, que pensaba no presentarse a las próximas elecciones, que reconsiderase su decisión. Sin embargo, la crisis de los refugiados puede cambiar los planes.
El momento político en Europa y en el mundo es extremadamente complejo. La crisis económica que no acaba de terminar sigue dejando numerosos problemas, y mucha gente se queda en el camino. El cambio climático es una realidad contra la que ya solamente caben tratamientos paliativos, si se llega a un acuerdo para ello. Además, el islamismo radical ha llegado a límites insospechados gracias a la irresponsabilidad de los países OTAN, que han financiado a ISIS, y marca la agenda de todos los gobiernos del mundo. Sin embargo, la solución a todo esto pasa por una política sensata y reflexiva, y por luchar sin piedad contra los intolerantes. En este grupo se incluyen a grupos que, como AfD o PEGIDA, vuelven a repetir la historia en su país, regalando los oídos de los incautos con historias sobre la gran Alemania que solamente se puede conseguir aplastando a los que son más débiles. Ya sabemos cómo terminó la primera historia. Esperemos que no siga ese camino.
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