En el londinense barrio de la City, actualmente el barrio financiero de la ciudad, se encuentra la catedral de Londres, Saint Paul, cuya cúpula se alza majestuosa iluminando el vecindario que empieza en la calle Fleet y termina en el Puente de la Torre, conocido mundialmente, y erróneamente, como el Puente de Londres. La cúpula, desde la que se puede ver todo Londres, si el intrépido viajero consigue subir las innumerables escaleras hasta su cima, es uno de los símbolos de la ciudad, y lo es más desde la Segunda Guerra Mundial, cuando las bombas que cayeron sobre la ciudad no la derribaron.
Era el momento más cruel de la Segunda Guerra Mundial en Europa, cuando los americanos aún no habían entrado en el conflicto, y Adolf Hitler y los nazis estaban ganando la guerra. Solamente Gran Bretaña presentaba resistencia al rodillo alemán, y el dúo formado por el rey Jorge VI y el primer ministro Winston Churchill era la razón de la esperanza ciudadana, la imagen de una unión de un pueblo contra la guerra. Francia había caído, y en su afán conquistador, Hitler decidió dar un paso determinante, y ordenó el bombardeo indiscriminado de Gran Bretaña, y en especial de Londres. Era el 7 de septiembre de 1940, y empezaba el Blitz.
Todo empezó, como pasa algunas veces en la historia, con un error. En agosto de 1940, la Luffwaffe, el ejército aviador nazi, se había dedicado a bombardear fábricas en Birmingham y Liverpool, pero se equivocaron, y sin querer alcanzaron barrios cercanos a Londres, a lo cual los británicos respondieron lanzando un ataque aéreo que alcanzó Berlín. Los británicos se jactaron de haber golpeado la capital del III Reich, y Hitler, poco flexible con las provocaciones, decidió iniciar una misión de bombardeo urbano. Londres y el resto de las ciudades británicas iniciaban entonces uno de los periodos más negros de su historia.
El Blitz, bombardeo relámpago en Alemania, fue una operación sistemática cuyo principal objetivo fue el de mellar los ánimos de los británicos, que no se habían rendido ante los nazis, a base de destruir sus edificios emblemáticos. Los bombardeos aéreos de la Luffwaffe se dirigieron inicialmente a destruir las instalaciones y hangares de la Royal Air Force (RAF), la fuerza aérea británica, que sostenía al Reino Unido en la guerra. Sin embargo, después de esta primera fase, los ataques empezaron a afectar a la población. Los bombardeos golpearon fuertemente a Gran Bretaña, pues sus defensas no estaban preparadas para un ataque de esa envergadura, y las estaciones de metro se convirtieron en improvisados refugios antiaéreos.
La segunda fase fue todavía más letal. La única ciudad importante que no fue bombardeada por los nazis fue Oxford, puesto que convencido de que invadiría Gran Bretaña, Adolf Hitler pretendía que ésa fuera la capital de la Inglaterra nazi. El 29 de diciembre de 1940, dos días antes de que terminara el año, se produjo el peor ataque de todo el Blitz, un bombardeo a Londres que provocó graves daños tanto materiales como humanos. Sin embargo, fue entonces, en el peor momento, cuando se produjo una de las imágenes más representativas del bombardeo, un símbolo del aguante de Londres, la fotografia que preside esta entrada: la cúpula de Saint Paul alzándose majestuosa y rampante sobre el humo de los bombardeos. La imagen fue realizada por Herbert Mason.
Hitler estaba convencido de que Gran Bretaña no aguantaría demasiado tiempo, y por ello, el fracaso del Blitz, que no consiguió su objetivo, la rendición incondicional de Gran Bretaña, provocó que los nazis cambiaran el objetivo, y se lanzaran a la conquista de la URSS en la Operación Barbarroja, que no fue ningún éxito. Los ideólogos del ataque estaban absolutamente convencidos de que la conquista británica se parecería a la francesa, y que además, los británicos sufrirían una pérdida de moral, lo cual facilitaría la rendición. Pero no fue así, y Londres, como capital del imperio, representó la resistencia. El Führer se lanzó a acabar con la URSS, y ése fue el principio de su fin. Algo tuvieron que ver los británicos.
El bombardeo sistemático de Gran Bretaña fue relatado en riguroso directo por el periodista norteamericano Edward R. Murrow, que emitía en radio para su país lo que estaba pasando. Todas sus emisiones empezaban con un latiguillo, "This is London", poniendo el énfasis en la primera palabra. Los programas de Murrow aumentaron la solidaridad y cercanía de los americanos con la causa americana, en primer lugar, y además, le procuraron el reconocimiento personal. Franklin Roosevelt le recibió en la Casa Blanca, y ofició una cena en su honor. Menos de una semana después de aquello, se produjo el atentado de Pearl Harbor, que provocó la entrada de los americanos en el conflicto mundial. Murrow ganaría fama posterior convirtiéndose en el azote del senador Joe McCarthy, que inició una caza de brujas contra el comunismo tras la Segunda Guerra Mundial.
Según fue avanzando el Blitz, la Luffwaffe fue perdiendo aviones, y las defensas británicas mejoraron. El último gran ataque, que se produjo el 10 de mayo de 1941, dañó edificios emblemáticos, como el British Museum, el palacio de Westminster, donde se reúne el Parlamento, o el palacio de Saint James. El Blitz terminó oficialmente el 16 de mayo de 1941. 43.000 personas murieron, y más de un millón de viviendas fueron destruidas. Sin embargo, el deseo de aguantar y no de rendirse salvaron a Gran Bretaña, a la combativa Gran Bretaña, que no fue derribada ni doblegada por la barbarie nazi, al igual que esa cúpula de Saint Paul que aún hoy permanece alzada para recordar a quien lo dude que a la voluntad de un pueblo no es fácil vencerla.
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