Cuando en 2004, fecha de las elecciones presidenciales, el senador por Massachusetts John Forbes Kerry fue elegido como candidato demócrata a la Casa Blanca, podía parecer el mejor postulante al cargo. Con una formación excepcional, y con una hoja de servicios bélica excepcional, con su participación en la guerra de Vietnam, Kerry parecía la horma del zapato del presidente George W. Bush. Durante la campaña, el senador utilizó métodos innovadores que Barack Obama potenció 4 años después, e incluso lideró las encuestas durante un tiempo. Sin embargo, a la hora de las elecciones, la candidatura de los senadores John Kerry y John Edwards cayó derrotada por el presidente Bush y el vicepresidente Cheney, espoleados por los ecos de la guerra de Irak. Kerry, que se había lanzado a la presidencia después de una larga trayectoria en el Senado de los Estados Unidos, había fracasado en el reto, y era prácticamente un peso muerto. Aun así, permaneció en el Senado, y fue reelegido.
8 años después, Barack Obama y
Joe Biden vencieron en las presidenciales, y fueron reelegidos para los
principales puestos de poder del país. Sin embargo, la secretaria de Estado y
candidata a las primarias demócratas en 2008, Hillary Clinton, decidió no
repetir en su cargo en la nueva administración, y así se lo comunicó al
presidente. Obama eligió como secretaria de Estado a la embajadora
estadounidense ante las Naciones Unidas, Susan Rice, sin embargo, el Comité del
Senado encargado de aprobar su nombramiento la rechazó por su responsabilidad en
el ataque a la embajada americana en Benghasi, Libia, en 2012, en el que el
embajador fue asesinado. Todos los ojos se pusieron entonces en John F. Kerry,
al frente del Comité de Política Exterior del Senado de los Estados Unidos.
Después de pensárselo, el presidente eligió al senador por Massachusetts como
secretario de Estado, y el comité le ratificó. Era el regreso inesperado, la
resurrección de un hombre que tras haber fracasado en su asalto a la
presidencia, había sido elegido como el responsable de la política exterior del
país más poderoso del mundo.
John Forbes Kerry, nacido el 11
de diciembre de 1943 en Aurora, Colorado, pero su formación fue en
Massachusetts. Estudió Ciencia Política en la universidad de Yale, finalizando
en 1966, año en el cual se enroló en la Marina y se marchó a Vietnam, a
combatir contra el Vietcong. En el sureste asiático, Kerry permaneció 4 años.
Tuvo el grado de teniente, y recibió numerosas condecoraciones, siendo las más
importantes 3 Corazones Púrpuras, por su valentía en combate. El futuro senador
fue uno de los últimos militares en abandonar Vietnam cuando el presidente
Richard Nixon acabó con el despliegue americano en la zona. Corría el año 1970,
y ese año, Kerry se casó con su novia, Julia Stimson Thorne, con la que tuvo
dos hijas y de la que se divorció en 1988. En 1995, se casó con Theresa Heinz,
viuda del senador Henry John Heinz, cuya familia era propietaria de la fábrica
de kétchup Heinz.
Cerrado el capítulo militar con
honores, Kerry empezó a tener contacto con la política en 1971, cuando
testificó frente al Congreso de los Estados Unidos acerca de la guerra, y
empezó a militar en asociaciones pacifistas, principalmente en Veteranos de
Vietnam contra la Guerra (VVAW), participando también en una gran manifestación
contra la guerra en Washington, en la que los veteranos se quitaron sus
condecoraciones y la tiraron al suelo. Su primera elección fue en 1972, al
Congreso de los Estados Unidos, en la que ganó la primaria demócrata, pero fue
derrotado sobre la bocina por el republicano Paul Cronin. Tras ello, Kerry
entró en el Boston School para estudiar Derecho, y llegó a ejercer como
abogado, hasta que en 1982, volvió a intentar el paso a la política, al
presentarse a las primarias al cargo de vicegobernador del estado de
Massachusetts. Esta vez tuvo éxito, y en las elecciones a gobernador de 1982,
los candidatos del Partido Demócrata, Michael Dukakis y John Kerry, vencieron a
los republicanos John Sears y Leon Lombardi. Era el éxito que Kerry esperaba.
Pese a ello, permaneció poco
tiempo como la mano derecha del gobernador Dukakis, porque en 1984, el senador
por Massachusetts Paul Tsongas anunció que iba a dejar su escaño por razones de
salud. El vicegobernador decidió presentarse, y a pesar de no tener apoyo del partido
en el estado y de que el favorito era el congresista James Shannon, apoyado por
un peso pesado demócrata, el presidente de la Cámara de Representantes Tip
O’Neill, venció las primarias por muy poco, y en noviembre, ganó al republicano
Ray Shamie. No importó la enorme victoria de Ronald Reagan en las
presidenciales, no arrastró aquellas elecciones, tras las cuales John Kerry fue
elegido como senador del “Bay State”, junto con todo un símbolo como era Ted
Kennedy. Kerry tomó posesión el 3 de enero de 1985 como nuevo senador por su
estado adoptivo. El que fuera soldado llegaba así al Capitolio de Washington,
símbolo del poder omnímodo en el país.
Kerry permaneció como senador de
los Estados Unidos durante 28 años, de 1985 a 2013, cuando dimitió para convertirse
en secretario de Estado. Fue todo un símbolo, uno de los senadores más
valorados con el paso de las legislaturas, y con una posición política algo más
a la izquierda de la línea habitual del Partido Demócrata. Demostró un gran
sentido de Estado cuando, a pesar de su profundo catolicismo y su oposición
personal al aborto, apoyó el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio
cuerpo. Su creciente popularidad le permitió ganar en 1996 una difícil
reelección contra el gobernador de Massachusetts, William Weld, y estuvo a
punto de ser elegido por Al Gore como candidato a vicepresidente en 2000. En
2004, dio el paso, y proclamó su candidatura a las primarias del Partido
Demócrata, venciendo al senador por Carolina del Norte John Edwards, a quien
eligió como su compañero de fórmula. Pese a todo, fue derrotado por Bush.
Cuando Obama, a quien Kerry había
sido uno de los primeros en apoyar en 2008, eligió al senador por Massachusetts
como su secretario de Estado, poca gente se acordaba de él. Sin embargo, y desde
el punto de vista político, a John Kerry le ha beneficiado perder las
elecciones de 2004 para ahora convertirse en secretario de Estado y dirigir con
mano de hierro la política externa de su país, así como ser un mediador clave e
irrenunciable en los conflictos más importantes que rodean al mundo. Su acción
se ha centrado en el conflicto de Siria donde, de momento de forma infructuosa,
ha luchado contra el régimen de Bachar el Assad, así como en la guerra contra
el islamismo. Ha cambiado su perfil progresista en el Senado por una cara más
dura e inflexible, impuesta también por el puesto, lo cual le ha provocado ser
bastante respetado. Sin tener la presencia mediática de su antecesora, Hillary
Clinton, John Kerry ha ido ganando mucho protagonismo y es un buen secretario
de Estado.
Nadie puede saber cuál es el
futuro del secretario de Estado en la política, después de que la
administración Obama acabe. Tanto es así que Kerry aún no ha descartado la
posibilidad de presentar su candidatura a las primarias del Partido Demócrata
para las presidenciales de 2016. Es cierto que lo tendría complicado, pero si
algo es cierto en la vida política de John Kerry es que una derrota siempre
puede pasar a ser una victoria, y que nunca se sabe. A pesar de las variopintas
aventuras en el seno de la política de los Estados Unidos, la historia de Kerry
es bastante irrepetible, y puede no tener fin tampoco en esta ocasión. El
tiempo dirá.
ABOUTME
Periodista y comunicador politico que quiere aportar una vision diferente de la politica internacional en todos sus escenarios, fuera de las noticias mas publicadas en los medios clasicos. En activo desde diciembre de 2014, siempre estamos reinventandonos para ofrecer la mejor informacion y la mas interesante.
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